La encargada del Servicio de Medicina del Adolescente del Antiguo Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, Adriana Ascencio Cervantes, afirmó que este sector es muy susceptible a la depresión.
Por ello, indicó que desde 2002 el nosocomio ofrece atención multidisciplinaria para el adolescente, “hace cinco o siete años teníamos 50 a 80 pacientes al mes, ahora tenemos hasta 150”, señaló la especialista.
Detalló que antes acudían por problemas menstruales, obesidad y problemas en la escuela por baja calificación y ahora es principalmente por déficit de atención e hiperactividad, así como por la depresión.
Añadió la especialista que al mes atienden al menos tres intentos de suicidio registrados tan sólo en ese servicio y dijo que hasta 80 por ciento de los adolescentes afectados por la depresión tienen como principal causa la disfunción familiar.
Enfatizó que la depresión puede ser consecuencia también de la violencia psicológica y baja autoestima, situación que no sólo vive el adolescente, sino también principalmente la madre de familia.
“Tenemos violencia no siempre física, sino también psicológica. Vienen mamás con baja autoestima y eso afecta y se da el círculo vicioso, mamá lastima al hijo, el hijo grande al más pequeño”, refirió.
Agregó que el principal motivo de atención son los problemas entre los padres, pero también afecta la economía, porque muchas madres son abandonadas y sus hijos tienen que trabajar, salirse de la escuela y adquieren responsabilidades para las que no están preparados y les ocasiona ansiedad y frustración.
Indicó que algunos de los síntomas de depresión en el adolescente pueden ser subir de peso, cambios en el estado de ánimo, alteraciones en el sueño, dejar de hacer actividades que le gustaban, aislarse, disminuir la calificación y desarreglo personal.
Alertó que estos síntomas pueden presentarse por varias semanas o hasta por meses, lapso en el que se pide ayuda, generalmente porque en la escuela fueron reportados por baja calificación o mal comportamiento.
Ante ello, la especialista hizo un llamado para que los padres de familia tomen en cuenta los cambios de sus hijos, sobre todo en la adolescencia, etapa de la vida comprendida de los 9 a los 17 años, incluso una vez detectada la depresión, cooperen en su tratamiento.
“A veces los que están renuentes a las terapias son los padres de familia, porque se les pide cambiar las dinámicas de trato, incluyendo la forma en la que dan órdenes a sus hijos.
Una vez que a un adolescente se le detecta depresión, se le deriva al servicio de psicología para que continúen con su tratamiento, por lo que es variable el tiempo de recuperación de acuerdo a sus necesidades y nivel de depresión”, expuso la experta.