El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, desde hoy Papa Francisco I, es un fanático del futbol, vive con un solo pulmón, defiende los valores doctrinarios de la iglesia Católica y perdió fuertes batallas políticas en Argentina.
A sus 76 años de edad, Bergoglio fue hasta ahora el personaje más influyente de la iglesia Católica argentina después que en 2005 se convirtiera en un fuerte candidato a suceder al Papa Juan Pablo II.
De muy bajo perfil, Bergoglio es reacio a hablar con la prensa y cuando murió Juan Pablo II envió mensajes a los medios para dejar en claro que estaba molesto por el "futurismo" que hacen especialistas nacionales e internacionales que lo mencionaban como "papable".
Fanático del futbol, Bergoglio es seguidor confeso del club San Lorenzo, en un país en el que este deporte es equivalente a una religión tanto o más fervorosa y numerosa- como la que él representa.
El Papa nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936 y es uno de los cinco hijos de un matrimonio italiano que, como tantos otros, llegó el siglo pasado a Argentina para construir una nueva vida alejada de los peligros de la guerra que asolaban a Europa.
De joven, casi adolescente, se tituló como técnico químico, pero decidió ingresar al seminario cuando tenía sólo 20 años y ya había sido obligado a vivir con un solo pulmón, después de un largo tiempo de padecer problemas respiratorios.
En 1969, luego de obtener una licenciatura en Filosofía y otra en Teología, fue ordenado sacerdote y los años posteriores los pasó como maestro de novicios y profesor en la Facultad de Teología.
Cuatro años más tarde fue elegido representante provincial, un cargo que representaba el punto más alto del escalafón jesuita local y que ocupó hasta 1979 en una orden caracterizada por la obediencia y disciplina ascética, con una alta exigencia intelectual y un celoso sigilo.
En los años de la última dictadura argentina (1976-1983), Bergoglio, como tantos otros sacerdotes, quedó en medio de los bandos jesuitas que pugnaban por ejercer la progresista Teología de la Liberación y los conservadores doctrinarios.
El papel que jugó Bergoglio en esta sangrienta etapa de la historia argentina es aún muy oscuro, pues hay quienes lo acusan de haber "entregado" a los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics a los dictadores.
Otras voces amigas del cardenal han defendido siempre a Bergoglio y aseguran que él intentó alertar a esos sacerdotes del peligro que corrían e incluso buscó que se fueran a refugiar a El Vaticano.
Drogados y semidesnudos, Yorio y Jalics fueron encontrados cinco meses después de haber sido secuestrados por los militares y atribuyeron su liberación a un militante cristiano, aunque los amigos del cardenal aseguran que fue él quien negoció con el gobierno de facto.
En 1979, Bergoglio se identificó plenamente con los nuevos lineamientos que el Papa Juan Pablo II le quiso imprimir a El Vaticano, alejados por completo de la Teología de la Liberación, lo que lo ayudó a construir el camino que lo llevaría a ser nombrado cardenal.
Antes de su nombramiento como cardenal, Bergoglio enfrentó una etapa de frustración en su carrera eclesiástica ya que lo enviaron al Colegio Máximo de San Miguel y al de El Salvador a ocupar cargos sin mayor relevancia.
En su peregrinar, también fue enviado como director espiritual y confesor de una iglesia en Córdoba, con lo que tenía escasa o nula influencia en la cúpula religiosa católica de Argentina.
Esta pausa se interrumpió en 1992, cuando fue nombrado obispo auxiliar y coadjutor con derecho a sucesión en el Obispado.
Desde entonces y también como cardenal, desde el 21 de febrero 2001, se destacó como un duro crítico, siempre desde el púlpito, de los gobiernos de Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y, en menor intensidad, de Néstor Kirchner.
A los gobiernos de los tres primeros les recriminó su falta de sensibilidad social, lo que podía llevar a rupturas y enfrentamientos en el país derivados de la pobreza que se agudizó durante los últimos 10 años.
Con Kirchner y su esposa y sucesora, Cristina Fernández, en cambio, el enfrentamiento se basa en la política de derechos reproductivos y educación sexual que impulsa su gobierno, con las consiguientes críticas de los católicos.
La principal batalla política que perdió fue el matrimonio entre personas del mismo sexo, que se aprobó hace tres años en Argentina pese a que el propio Bergoglio advirtió que era una "movida del diablo" y lanzó una "guerra de Dios".
Bergoglio, cuando fue elegido Papa el alemán Joseph Ratzinger, el 19 de abril de 2005, quedó segundo en las preferencias de los cardenales electores, pese a lo cual ninguno de los expertos en el tema papal lo daba ahora por ganador.
Según medios locales, "es raro" que el nuevo Papa salga de viaje de Buenos Aires y precisaron que cuando viajaba a Roma lo hacía siempre "en clase turista y no son pocos los que lo han visto atravesar la ciudad en subte (ferrocarril subterráneo) o en colectivo (autobuses)".
El nuevo Papa es un fanático de la música clásica y de la literatura, en particular de sus fallecidos compatriotas Jorge Luis Borges y Leopoldo Marechal.