Con una ceremonia religiosa y un concurso de cruces los trabajadores de la construcción celebraron el Día de la Santa Cruz, comúnmente conocido como el día del albañil.

El arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, encabezó en las instalaciones del Seminario Palafoxiano las celebraciones de la fiesta de la Santa Cruz con una misa la mañana de este viernes, a la que acudieron albañiles, “maestros” y empresarios del ramo de la construcción pertenecientes a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).

Las representaciones del imaginario religioso relativos a la Santa Cruz demostraron la fe de los trabajadores de la construcción. Entre la fe y la imaginación, los trabajadores de la construcción celebraron su día con sus creaciones para venerar a la Santa Cruz.

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Al llevarse a cabo los tradicionales festejos de la Santa Cruz se realizó un concurso de cruces.

Realizadas con distintos materiales, con formas novedosas e imaginativas, los trabajadores de la construcción dieron rienda suelta a su creatividad para presentar sus lúdicas creaciones.

Al concurso de cruces, organizado por la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, la Arquidiócesis de Puebla y el Sindicato Ignacio Zaragoza de Obreros Textiles, se presentaron más de 200 cruces.

Los ganadores del concurso fueron los trabajadores del puente de Valsequillo, quienes presentaron una efigie de un Cristo de alambre, obra realizada durante un mes, con un peso de 300 kilogramos.

Los premios para los trabajadores de la construcción fueron patrocinados por la cementera Apasco.

El primer lugar obtuvo una revolvedora de cemento.

El segundo lugar un vibrador de concreto. Para el tercer sitio un rotomartillo eléctrico. Además también se entregaron 10 bicicletas a las otras cruces premiadas.

Trabajadores del ramo de la construcción y sus familias celebraron la homilía en las instalaciones del Seminario Palafoxiano.
En sus manos, los trabajadores de la construcción portaban cruces que bendijo el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa.

El arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, reconoció la fe religiosa de los trabajadores del rubro de la construcción y recordó la simbología y los orígenes salvíficos de la fiesta de la Santa Cruz.

Los trabajadores escucharon con devoción la misa.

Luego de la celebración eucarística para los trabajadores e invitados hubo tamales.

Y también la oportunidad para que los trabajadores se tomaran la fotografía con edecanes de una planta de cementos que colocaron un stand en el lugar.

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El presidente de la CMIC, Ricardo Pérez Güemez, confió en que 2013 será un mejor año para la industria de la construcción que el año pasado, ante las obras de infraestructura que construirá el gobierno federal, por lo que las empresas pequeñas y medianas, debido a que un 94 por ciento de las empresas las empresas poblanas se encuentran entre las Pymes (Pequeñas y medianas empresas), lo que les permitiría obtener programas de financiamiento para participar en obras de gran calado.

En el mismo orden de ideas, el presidente de la CMIC señaló que para la construcción de la planta automotriz de la trasnacional alemana de autos de lujo, Audi, se hayan incluido a empresas locales, lo que representa seguridad en la realización de dichos trabajos.

El presidente de la Cámara de la Construcción, Pérez Güemez, señaló que el actual gobierno federal incluirá en sus grandes proyectos de infraestructura a la industria poblana.

Recordó que está proyecta la construcción del segundo piso sobre la congestionada autopista México-Puebla, y señaló que se incluirá a la industria local de la construcción.

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De acuerdo a la página de AciPrensa, la historia de la veneración a la Santa Cruz es la siguiente: La Iglesia en este día celebra la veneración a las reliquias de la cruz de Cristo en Jerusalén, tras ser recuperada de manos de los persas por el emperador Heráclito.

Según manifiesta la historia, al recuperar el precioso madero, el emperador quiso cargar una cruz, como había hecho Cristo a través de la ciudad, pero tan pronto puso el madero al hombro e intentó entrar a un recinto sagrado, no pudo hacerlo y quedó paralizado. El patriarca Zacarías que iba a su lado le indicó que todo aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo cuando iba cargando la cruz por las calles de Jerusalén. Entonces el emperador se despojó de su atuendo imperial, y con simples vestiduras, avanzó sin dificultad seguido por todo el pueblo hasta dejar la cruz en el sitio donde antes era venerada. Los fragmentos de la Santa Cruz se encontraban en el cofre de plata dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor, incluso se produjeron muchos milagros.