Habitantes de San Bernardino Chalchihuapan, comunidad perteneciente al municipio de Santa Clara Ocoyucan, retomaron el conflicto religioso que inició en octubre de 2012 por la posesión de una capilla para venerar a la Virgen de Guadalupe, de la cual fueron desalojados los fieles que no simpatizan con gente ligada al movimiento antorchista.
En conferencia de prensa, integrantes de la organización denominada Los de Abajo advirtieron que el conflicto religioso-social en la población de Chalchihuapan se ha agudizado a partir de esta semana, luego de grupos opositores a esta organización se apropiaron de la capilla de la Virgen de Guadalupe.
Los representantes de la agrupación de izquierda señalaron que personas presuntamente vinculadas con Antorcha Campesina no permiten los oficios religiosos generando diferencias a unos días de la celebración más importante para los católicos marianos en México.
Vladimir Luna, representante de este grupo, advirtió que temen que nuevamente vuelvan a resurgir estos conflictos, por lo que aseguran que no existe acuerdo entre los habitantes de esta agrupación y antorcha campesina, ya que ambas partes afirmaron que el predio donde se ubica esta capilla les pertenece.
Recordaron que el conflicto se originó desde hace ya 14 meses, cuando los llamados “católicos” de esa comunidad decidieron clausurar, sin mediar palabra, el templo de la Virgen de Guadalupe, a fin de que sólo asistan a los oficios religiosos al templo principal de San Bernardino, sin embargo, ello originó discusión a punto de los golpes.
Pidió la intervención de las autoridades eclesiásticas y de gobierno para garantizar la libertad de la gente para el culto y que se respete la libertad de pertenecer o no a un determinado grupo.
Problema complejo
Desde 2012 el obispo auxiliar de Puebla, Eugenio Lira Rugarcía, pidió a los católicos de San Bernardino Chalchihuapan aplicar los principios de su fe manteniendo la calma y buscando el diálogo para poder solucionar los problemas que hay, toda vez que la tranquilidad es la base para el desarrollo de una comunidad.
Lira Rugarcía, hoy secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, se refirió en ese momento al conflicto que se vive en la comunidad e indicó que el arzobispado había dialogado con ambas partes para que no se ahonde la división, sino que se den cuenta de que si buscan la reconciliación podrán estar en paz como católicos.
El ministro indicó que hubo la intervención de la arquidiócesis y del gobierno del estado para mediar un problema que tiene también tintes familiares.
Respecto a la participación de grupos políticos, Lira Rugarcía insistió en que se trata de problema entre católicos y la dificultad que se ve es que se encuentren las partes, pero poco a poco se podrá dar ese encuentro.
Reconoció que el problema es una realidad, y lo grave es que éste mina la paz y la tranquilidad social del lugar.
El obispo dijo que se requería entender que el gran don para todos es la paz la tranquilidad y estar dispuestos a dialogar y a ceder en algunos puntos, aceptando que hay diferencias con los demás.
Dijo que se trata de que sean verdaderos católicos, personas realmente humanas, ya que cuando hay humanismo la gente valora y respeta al otro, su vida, su dignidad, y se puede pensar diferente pero hay que entender que eso no debe alejar.
Además, recordó una frase de Juan Pablo II: “Siempre será más lo que nos une que lo que separa”; por ello se espera que lo entienda toda la comunidad y se ponga de su parte.
Comentó que los dos inmuebles que se disputan son propiedad del Gobierno Federal y que la arquidiócesis solo podría hacer una observación de lo que sucede a esta instancia, ya que carece de más facultades para poder actuar.