El arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, oró en la tumba de sus antecesores y llamó a los fieles a vivir los días de Todos Santos con fe, visitar los panteones y, en ellos, rezar en una tumba olvidada.

Al iniciar las festividades de Todos Santos, el arzobispo rezó un responso por los obispos que descansan bajo el altar mayor de catedral, acompañado por el obispo de Denver, Colorado, e indicó que hay que vivir con fe estos días.

Sánchez Espinosa pidió reflexionar sobre el significado de la temporada, llamada de muertos, y aceptar que hay una vida eterna a la que se buscará llegar. Además, pidió orar por el eterno descanso de los difuntos, acción que incluso, puede hacer que se obtenga la indulgencia plenaria.

En su mensaje señaló las fechas de apertura de la Cripta de los Obispos y la Capilla de Las Reliquias el 2 de noviembre de 9:30 a 12:00 y de 13:00 a 18:30 y el domingo 2 de noviembre de 15:00 a 17:30. El arzobispo reflexionó sobre el sentido de estas fechas e indicó que la muerte es  puerta de entrada a la vida eterna, señalando que es  dolorosa y misteriosa, es cierta, inevitable y única.

“Dios, creador de todo, no hizo la muerte, sino que ésta entró en el mundo, a causa del pecado cometido por los primeros humanos  Sin embargo, Dios, en su infinito amor, quiso enviarnos como Salvador a su Hijo Jesucristo, quien con su muerte y resurrección venció para nosotros a la muerte, transformándola en el fin de la vida terrena y comienzo de la vida eterna, que consiste en participar de la vida plena y feliz de Dios”, dijo.

Añadió: “A eso le llamamos “ir al Cielo”, adonde llegan aquéllos que mueren en gracia y amistad con Dios. Quienes mueren en estas condiciones, pero todavía con algunas imperfecciones, requieren ser purificados antes de entrar al Cielo. A esta etapa de purificación que sigue a la muerte le llamamos “Purgatorio”. El 2 de noviembre recordamos a nuestros difuntos que están purificándose para entrar en el gozo definitivo de Dios”.

Asimismo, informó que quienes acudan a los panteones durante estos días y recen en tumbas abandonadas tendrán la indulgencia plenaria.

Abren la cripta

Como cada año, la Cripta  de los Obispos que se encuentra el altar mayor de la Catedral se abrió al público. Desde hace más 40 años no se ha sepultado a nadie, el último fue el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz.

Se explicó que el cementerio de los obispos data del inicio de la construcción de la catedral y fue concebido por el obispo Juan de Palafox y Mendoza.

Suficiente espacio

En el interior del cementerio de los obispos se ven seis gavetas sin nombre donde podrán descansar quienes hayan sido obispos o arzobispos de Puebla.

Asimismo, se explicó que en la parte superior hay espacio para construir nuevas gavetas en caso de que fuera necesario.

Solo quienes hayan sido obispos de Puebla pueden ser sepultados en ese lugar, y en el caso de los obispos eméritos que radican en la entidad pero que no estuvieron en la diócesis, no cuentan con este derecho.

Ernesto Corripio el ausente

El último arzobispo de Puebla que falleció fue Ernesto Corripio Ahumada, pero en 1977, cuando apenas tenía año y medio de estar al frente de la arquidiócesis, fue trasladado a la ciudad de México donde fue designado arzobispo primado.

Corripio Ahumada fue nombrado cardenal y falleció en el año 2008 siendo sepultado en la catedral de la ciudad de México.

Los presentes

En la cripta se encuentran sepultados 13 de los 35 obispos, y 5 arzobispos que ha habido en la diócesis que es la más antigua de América.

Capilla de las Reliquias

La Capilla de las Reliquias también se abrirá el miércoles, ahí se encuentran las reliquias de los santos mártires además de los que están en los altares de san José y san Miguel, para que los fieles puedan venerarlas y así admirar la obra de Dios realizada en ellos, aprender de su ejemplo y pedir su intercesión, de modo que, como ellos, podamos llegar al Cielo por el camino del amor a Dios y al prójimo.

Esta capilla, ubicada en el lado lateral sur, aloja restos de algunos mártires, particularmente en la urna central, de origen filipino. Los bustos en yeso, elaborados en la academia de las Bellas Artes, contiene reliquias de los respectivos santos: San Basilio, San Sotero Papa, San Cornelio, Santa Catalina de Siena, San Irineo y otros.

Bajo la mesa del altar, está una escultura en cera de san Florencio, que contiene huesos de este santo. Las pinturas realizadas por Juan Tinoco (s.XVIII), recuerda el testimonio de santos como San Lorenzo, Santa Úrsula, San Pedro y Santa Bárbara.

Mientras, bajo el altar de San José, se encuentra una escultura en cera de San Satrapio, mártir romano de los primeros tiempos del cristianismo, que contiene algunos huesos. También está su lápida, hallada en las catacumbas de Roma. Bajo el altar de san Miguel, se encuentra una escultura de san Herculano mártir y una ánfora que contiene restos de su sangre. También está la lápida correspondiente, hallada en las catacumbas romanas.

Otras reliquias que se encuentran en la catedral son las de San Basilio, nacido en Cesarea de Capadocia en año 330, fue gran impulsor y organizador del monacato en oriente. 

Nombrado obispo de Cesarea se distinguió por su preocupación social sus numerosos escritos, su oratoria y su santidad. Murió en 379.

Además de Santa Catalina de Siena, nombrada doctora de la Iglesia (1347-1380) y que  un día se le apareció Jesús y le dijo: “me puedes servir apoyando al prójimo”. Entonces ella se dedicó a la oración y al servicio de sus semejantes. Escribió obras de gran sabiduría, e intervino en muchos asuntos públicos y privados.