Los casos de linchamientos de delincuentes a manos de enfurecidas turbas o de víctimas que hacen justicia por propia mano han ido a la alza este 2016 en el país, en específico en Puebla y el Estado de México, un fenómeno que expertos consultados por Xinhua califican como una respuesta a la ineficiencia de autoridades locales para castigar delitos.
El profesor investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Raúl Rodríguez Guillén, expuso que su análisis contabilizó al menos 80 episodios de criminales tundidos a golpes o ajusticiados por pobladores en el primer semestre de este 2016, misma cifra a la que registró en todo 2015.
Rodríguez Guillén, quien ha estudiado el fenómeno y creado una base de datos con registros de linchamientos en el país a partir de 1988, señaló que los casos se registran en varias entidades pero se concentran en los estados de México y de Puebla, ambos en el centro, principalmente en contra de asaltantes y violadores.
"No solamente es el problema de la delincuencia y su incremento sino la ineficacia, ineficiencia y negligencia de la autoridad para poder erradicar, disminuir o controlar este tipo de fenómenos", señaló en entrevista el coautor del estudio Linchamientos en México: recuento de un periodo largo (1988-2014).
Algunos de los episodios ocurridos en los últimos cuatro meses ofrecen un panorama del fenómeno que, según el profesor de la UAM, ha cobrado fuerza en México a partir de 2010, cuando su estudio contabilizó 47 linchamientos consumados o tentativas.
El 15 de septiembre, unos 100 pobladores de una comunidad de la serrana municipalidad de Chichiquila, Puebla, se reunieron para rastrear a tres secuestradores que plagiaron a dos niños de una casa y golpearon a dos de ellos hasta matarlos.
Antes, el 11 de septiembre, un ladrón que asaltó a los pasajeros de una camioneta de transporte público murió en un hospital tras ser atado a un poste y golpeado por 50 habitantes de un barrio de Tlalnepantla, municipalidad del estado de México.
En la municipalidad de Centla, estado de Tabasco, vecinos de un barrio incendiaron con bombas molotov el 20 de septiembre una casa donde se escondieron tres hermanos a los que acusaban de ser asaltantes, uno de los cuales murió.
"¿Qué quiere decir esto? Que la autoridad es débil, que la autoridad no está convenciendo al ciudadano de que puede ser una instancia que lo protege. Me parece un escenario muy grave", apuntó en entrevista Edna Jaime, directora de México Evalúa, un centro de análisis y evaluación de políticas públicas.
El director de la organización civil México SOS, Orlando Camacho, aseguró que los episodios de linchamientos se reducirán en la medida en que las autoridades construyan instituciones de seguridad y justicia sólidas que castiguen a los delincuentes.
"Es un conjunto de cuestiones en las cuales tenemos que acabar con la impunidad, que es el gran cáncer de este país", señaló el directivo de la organización que promueve leyes y acciones ciudadanas en materia de seguridad.
La directora de México Evalúa manifestó que es necesaria la creación de cuerpos policiales que sean cercanos a la comunidad y se ganen la confianza de los habitantes para que mejore la percepción de seguridad en sus calles.
"Ahorita este deseo de venganza, de justicia por propia mano, lo activa cualquier delito, cualquier transgresión en la que la comunidad se siente agraviada", abundó.
Rodríguez Guillén subrayó que existen comunidades donde el aumento de la inseguridad llevó a los habitantes a organizar guardias y actuar contra ladrones para enviar un mensaje de escarmiento a la delincuencia.
Expuso que en sus estudios ha registrado más de 600 linchamientos en México de 1988 a junio pasado, sin embargo el fenómeno ha tenido "crecimiento significativo" en los últimos seis años.
"La causa estructural tiene que ver con la crisis de autoridad, la autoridad que no funciona, que está ausente en muchas regiones", advirtió Rodríguez Guillén.