El papa Francisco aclaró durante su audiencia pública semanal, ante miles de personas congregadas en el Aula Pablo VI del Vaticano, que las misas son gratuitas y nadie está obligado a pagar por ellas, ni siquiera cuando se quieren ofrecer especialmente por un familiar o un amigo fallecido.

Nadie ha sido olvidado y si tengo a alguna persona, parientes, amigos que estén en necesidades o hayan pasado de un mundo a otro, puedo nombrarlos en ese momento, en voz baja…”, explicó el líder católico.

Ah, padre, ¿cuánto debo pagar para que pongan mi nombre ahí. ¡Nada! La misa no se paga, la misa es el sacrificio de Cristo que es gratuito; si quieres dejar una limosna, déjala, pero no se paga, es importante entender esto”, aclaró.

Más adelante, destacó la decisión de la Iglesia en el Concilio Vaticano II de usar idiomas que la gente comprende para permitir a los fieles seguir de mejor manera la misa.

En ella, añadió, se consagra la eucaristía que “contiene el cuerpo y la sangre de Jesús”, y no se deben tener “pensamientos raros” o distintos al respecto.

Al final de la audiencia, el Papa recordó que el próximo viernes se inaugurarán los Juegos Paralímpicos Invernales en la ciudad de PyeongChang, en Corea del Sur.

Destacó que las olimpiadas apenas concluidas en esa misma sede y durante las cuales las dos Coreas compitieron bajo una misma bandera, mostraron cómo el deporte puede tender puentes entre países en conflicto y dar una válida contribución a perspectivas de paz entre los pueblos.

Los Juegos Paralímpicos demuestran que a través del deporte se pueden superar las propias discapacidades. Los atletas y las atletas paralímpicos son, para todos, un ejemplo de valentía, de constancia, de tenacidad en el no dejarse vencer por los límites”, dijo.

El deporte se vuelve así una gran escuela de inclusión, pero también de inspiración para la propia vida y de empeño a transformar la sociedad. Dirijo mi saludo al Comité Paralímpico Internacional, los participantes, las autoridades y todo el pueblo coreano”, añadió.

Aseguró su oración para que las competiciones paralímpicas puedan favorecer días de paz y de gozo para todos.