Como trabajador del área de salud en la ciudad de Houston, Texas, Francisco Javier Crisanto Reyes, oriundo de Izúcar de Matamoros, Puebla, se convirtió en el primer migrante poblano quien se conoce que ha recibido la vacuna contra el Covid-19 en Estados Unidos.

El abogado, quien también ha realizado una carrera de 14 años como técnico en investigación médica, y que hoy trabaja en el Research Institute del Houston Methodist Hospital, recibió la primera dosis de la vacuna Pfizer este miércoles 23 de diciembre, sin que haya presentado ningún malestar, más allá de un leve dolor muscular en el brazo izquierdo, en donde fue inyectado.

En entrevista, Crisanto, quien emigró a finales de la década de los años 90 a Texas, relató que en el nosocomio en el que labora se está aplicando la inoculación a todos los trabajadores y no solamente a aquellos que están en la primera línea, atendiendo a los pacientes con Coronavirus.

Una segunda dosis para la inmunización final contra el SARS-CoV-2 le será aplicada en 21 días más, también en el Houston Methodist Hospital, considerado entre las cien mejores empresas de salud de la Unión Americana.

El poblano es Técnico 1 del área de investigación: “yo estoy en el centro médico de Houston, el área en donde están el MD Anderson, el Texas Children’s, el St. Luke’s, Baylor -en donde el poblano realizó su preparación médica inicial-, el Memorial Hermann y el Methodist, en donde trabajo, y ahí todos los hospitales están atendiendo a los enfermos de Covid… De hecho, están por saturarse, ya casi no hay camas, en esta segunda recaída de la pandemia...

“En todos los hospitales del área están ya distribuidas las vacunas, en unos tienen la Pfizer, en otros la Moderna. A mí me pusieron la Pfizer.

“Es como cualquier otra vacuna, se aplica en el brazo. No dilata ni tres a cuatro minutos y después te dan 15 minutos de reposo en una silla, a modo de estar en observación, por si hay alguna reacción o mareo.

“Nos dijeron que los síntomas que puedes tener son dolor muscular, en donde te pusieron la vacuna, posiblemente algo de temperatura, lo que es normal. De ahí en fuera no pasa nada. Yo no tengo ningún síntoma. Si me toco el brazo, lógico, me duele donde me inyectaron, pero de ahí en fuera no tengo dolor”, describió Francisco Javier.

De abogado a técnico médico

La historia de Francisco Javier, quien hoy tiene 52 años de edad, está cruzada por la búsqueda de trabajo en esa ciudad del estado fronterizo de Texas, en donde también encontró el amor y hoy tiene casi dos décadas de matrimonio.

De alma aventurera, amante de varios deportes, que aún práctica, Francisco Javier tenía una carrera profesional y política muy prometedora en tierras poblanas.

Antes de cumplir los 30 años de edad ya se había graduado de la carrera de leyes de la entonces Universidad Autónoma de Puebla (UAP), hoy Benemérita, y hasta llegó a ser secretario general del ayuntamiento de su natal Izúcar.

Sin embargo, decidió sentar cabeza en Houston, para ya solamente venir cada año a México; este 2020 la Covid le impidió la visita anual a sus padres y hermanos en Puebla. Con los años, Francisco dejó las leyes y comenzó una carrera en el sector salud.

En la llamada para la entrevista, Francisco deja escapar un dejo de nostalgia por Puebla y, especialmente, por Izúcar, pues con la pandemia y, antes, las ocupaciones, ya suma dos años sin venir a la tierra propia.

En el hospital, relató, les advirtieron que quienes salieran al extranjero, de regreso debían estar en cuarentena, por lo que esperará hasta el próximo 201, para regresar de visita a casa, de donde salió hace más de 20 años a probar suerte en Estados Unidos.