La política económica generada por la autoridad para mejorar las condiciones de vida de las personas, únicamente crea más pobreza extrema, porque condena a los más necesitados a pagar gravámenes puntualmente.

Indicó el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, y puntualizó que todos los ciudadanos tienen derecho a ser felices, pero con esa política económica la felicidad deja de existir instantáneamente 

Bajo ese panorama, reprobó que existan algunas personas que se enriquezcan a costa de los demás,  provocando un mayor sufrimiento entre quienes menos tienen.

Priorizó que la situación que Jesús criticó en su momento no es distinta a la que se vive ahora en territorio nacional:

"Los cobradores de impuesto siguen azotando a las familias, quizá con otros nombres, conduciéndolas a la pobreza extrema, es decir, han cambiado las cadenas, pero la opresión sigue existiendo”.

Insistió que en esta época se están presentando problemas que únicamente afectan a las personas más necesitadas, derivado de la cultura del egoísmo. 

Sánchez Espinosa, durante la homilía, recordó las palabras de Jesús en la montaña, al valorar que todas las personas tienen derecho a la felicidad, que no es aquella que se encuentra en la acumulación de los bienes y propiedades, como ahora justifica un grupo de personas para acrecentar sus riquezas, sin importar si hunden a la pobreza extrema a los necesitados.

“La felicidad es un derecho que debe vivirse como gracias, el único modo de ser auténticamente felices es tomando en cuenta la felicidad de los demás, especialmente, de quienes más sufren por ser un derecho que todos tenemos, el de ser felices en la vida; la felicidad verdadera se consigue cuando las necesidades se resuelven sin hartazgos que provoquen hambre de los demás y sin alegrías a costa del llanto de otros”, dijo.

El arzobispo recapituló que la felicidad no se puede encontrar desde intereses egoístas y a costa de los demás, sino a partir de que se tome en cuenta y se apoye a los más necesitados. 

“La vida es corta, la vida es breve, la vida pasa pronto, pero seamos felices tomando en cuenta la felicidad de los demás, hay muchos hermanos que rodean nuestra vida, nuestra existencia y nuestra felicidad debe ser viendo felices a los demás”.

Los problemas y las complicaciones, dijo, se pueden enfrentar con mayor facilidad si se trabaja en unidad, fraternidad y con la colaboración de todos los seres humanos, sin importar las clases sociales. 

“Todos tenemos derecho a la felicidad, juntos podemos salir de la pobreza y no a costa de los demás, no podemos seguir viviendo e ignorando tanta pobreza, tanta maldad, tanta opresión”, apuntó.

Por lo tanto, el arzobispo envío un mensaje de esperanza a las personas que están pasando por momentos complicados en medio de la pandemia del Covid-19, pero aclaró que toda desgracia tiene caducidad.