Después de advertir que desgraciadamente los verbos cambiar y transformar, se han manipulado y desgastado; el Arzobispo, Víctor Sánchez Espinosa, lamentó la realidad decepcionante de violencia y de inseguridad incontrolable por la que caminan las y los ciudadanos.
Monseñor, subrayó que esas palabras esenciales en la columna vertebral de la población es el impulso a anhelar una transformación para vivir bajo un clima de paz social.
Desde la Catedral Metropolitana, (sin nombrar a la clase política que gobierna), precisó que la carencia de privilegiar en la escala de valores, los elementales, conduce a las personas a la degradación y pérdida del sentido de la vida.
Acentuó que ese mal en territorio nacional, únicamente impulsa a despreciar la vida y a descartar la existencia de las personas.
"El Terrible desprecio a la vida nos impulsa a desear algo nuevo a desear algo distinto, pero desgraciadamente, queridos hermanos, la insatisfacción ante las realidades que estamos viviendo tan decepcionantes como la violencia, la inseguridad, la falta de los valores más elementales hasta la degradación y pérdida del sentido de la vida, mantienen el anhelo de buscar un verdadero cambio".
Sánchez Espinosa precisó que solamente se maquilla para cubrir las apariencias exteriores y engañosas, con la manipulación de la realidad.
"Anhelamos cambios que transformen nuestra realidad, pero por desgracia los verbos cambiar y transformar se han manipulados y desgastado; se han reducidos a palabras huecas y carentes de sentido; la mayoría de las veces se refiere a cuestiones externas, pero no a las motivaciones más profundas del corazón", subrayó.
Insisto que los protagonistas del poder privilegian los maquillajes, pero quienes están ávidos de la renovación de panorama, son víctimas de manipulaciones políticas ante los cambios y transformación que se han venido hundiendo en tristes y falsos conceptos vacíos.
"Pero necesitamos cambiar, como decía, abrirnos a una vida nueva realidad donde reine el amor, la justicia, la Paz, la fraternidad, pero no la violencia, ni la injusticia, ni todo lo que estamos viviendo; por eso hoy le hemos pedido del Señor que dirija nuestros pasos".