Durante la tradicional celebración religiosa anual, realizada en la Villa de Guadalupe para los fieles de la Arquidiócesis de Puebla, el obispo auxiliar, Francisco Javier Martínez Castillo, señaló que "vinimos a buscar consuelo" y a abrir el corazón en el que ya no nos cabe tanto dolor, ni miedo, ni angustia motivado por la violencia sin precedentes que "vivimos" o por los atentados y falta de respeto a la vida por el avance de la cultura de la muerte y del descarte.
En esta ocasión, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, no encabezó la peregrinación anual porque se encuentra convaleciendo de la operación de la cadera que le realizaron en Guadalajara, el 18 de enero previo.
Acompañado por el también obispo auxiliar, Tomás López Durán, acentuó que la comunidad cristiana quiere ser como la Virgen de Guadalupe, vivir cerca de Dios en el cumplimiento de la voluntad del creador.
Pero también pidió para lograr alcanzar el don de la gracia, y así experimentar la presencia de Dios en "nuestros" corazones para ser una caricia y una respuesta suya a la triste realidad social por la que atraviesa México".
"Vivimos en nuestra patria la violencia, la inequidad social al grito desesperado de tantos hermanos que la única esperanza que tienen eres tú porque a todos nos ha sido arrebatado la paz, a muchos la vida misma; no seamos sordos a su voz de esperanza y justicia".
Llamó a no ignorar la voz de Dios que advierte que no "podemos" permanecer indiferentes a esas historias de vida que claman al cielo ayuda.