El Vaticano ha difundido las primeras imágenes de la tumba del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años. El sepulcro, ubicado en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, refleja la humildad y sencillez que caracterizaron su pontificado.​

La lápida, una losa de mármol blanco proveniente de Liguria —región natal de sus abuelos—, lleva únicamente la inscripción "Franciscus", su nombre papal en latín.

Encima de la tumba se encuentra una reproducción de su cruz pectoral con la imagen del Buen Pastor, símbolo de su cercanía con los más necesitados. El lugar de descanso fue habilitado en un antiguo armario de candelabros, entre dos confesionarios, en un lateral del templo del siglo V.

La elección de este sitio no fue casual. Francisco había expresado su deseo de ser enterrado en Santa María la Mayor, una iglesia a la que acudía con frecuencia y donde se encuentra el icono de la Virgen "Salus Populi Romani", de gran devoción para él.

Este deseo quedó reflejado en su testamento, en el que también se señala que el costo del sepulcro fue cubierto por un benefactor anónimo.

Desde las primeras horas de la mañana, miles de fieles se congregaron en la basílica para rendir homenaje al pontífice. Según informes, unas 60,000 personas acudieron para despedirse y orar frente a su tumba.

La tumba del papa Francisco se encuentra en compañía de figuras históricas diversas, incluyendo a papas como Clemente VIII y Pío V, así como al escultor Gian Lorenzo Bernini y al embajador congoleño Antonio Emmanuele Ne Vunda.

El funeral de Francisco se celebró el sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro, con la asistencia de más de 250,000 personas, incluyendo líderes mundiales y religiosos.

Posteriormente, su féretro fue trasladado en papamóvil por las calles de Roma hasta la Basílica de Santa María la Mayor, en un cortejo que simbolizó su cercanía con el pueblo.

La tumba del papa Francisco ya está abierta al público y puede ser visitada por quienes deseen rendirle homenaje.