Al asegurar que en las regiones donde se pretenden instalar las minas hay muchas comunidades campesinas e indígenas que tienen una gran capacidad de organización, además de un proyecto y una visión de felicidad muy distinto al que tienen los que viven en Angelópolis, la coordinadora del Programa Interdisciplinario para el Medio Ambiente (PIMA) del campus Puebla de la Universidad Iberoamericana (UIA), Iliana Ayala Rodríguez, aseguró que eso es algo que no se quiere entender en la sociedad poblana y mexicana: “Porque ellos tienen un proyecto de felicidad ligado a la madre tierra, al agua pura y a escuchar los pájaros”. Por eso apuntó que en donde entra la industria minera acaba con los ecosistemas y muchas veces con el tejido social.
En ese contexto, se preguntó: “A quién le gusta vivir donde haya extracción minera, menos cuando el impacto es mucho más fuerte; todavía menos con el sistema a cielo abierto, donde el impacto es muchísimo mayor porque se contamina todo”. Aunque aclaró que no siempre puede haber muertos, pero sí muchos enfermos, por eso reveló que en la actualidad y desde siempre no se pueden resarcir los daños después de haberlos hecho, por lo que resulta mejor preservar los recursos que resarcir el daño después de que se ha hecho.
Desde la perspectiva de la investigadora de esa casa de estudios jesuita, los seres humanos de la actualidad están inmersos en el modelo económico neoliberal, en el que se dejan llevar más por las utilidades inmediatas: “Y depende de a quién se la van a dar, por lo que hoy en día limpiar un río es lo más caro que hay; nunca se van a limpiar esos ríos y lo grave es que cada vez mayor población no tiene acceso al agua de calidad, entonces vemos que los intereses económicos están sobre los bienes naturales”.
A decir de Ayala Rodríguez, afectar los recurso naturales se traduce en una afectación a la calidad de vida de las presentes y de las futuras generaciones porque no se puede resarcir el daño y, por lo tanto, nunca se rescatarán los ecosistemas: “Si yo pago el costo de echar sarricida en mi casa, finalmente va al río y seguramente algunas personas se van a enfermar, pero yo nunca supe quién se enfermó ni cuánto le costó, porque si se enferma de cáncer nunca va a saber quién fue el culpable y quién le va a pagar la enfermedad”. Por eso insistió que se trata de asumir el costo ambiental y social y eso es lo que los llamados “proyectos de muerte” no consideran y, por lo tanto, no hay un esquema de equidad.
Impactos negativos de las minas
Desde la perspectiva de la investigadora de la Ibero Puebla existen diferentes variables que entran en juego y que pueden incrementar o disminuir el impacto de las minas, pero también hay contextos ecológicos y sociales porque no es el mismo impacto en zonas con mayor densidad de población o donde haya riqueza ecológica.
Ante esa situación, Iliana Ayala Rodríguez recordó que en la actualidad en el mundo hay tres ejes de desarrollo en los cuales hay que poner mucha atención: el agua, la seguridad alimentaria y el cambio climático, y es que desde su perspectiva académica hoy prevalecen la inseguridad económica y social, prueba de ello es que el gasto de 80 personas es el mismo de miles de personas en el mundo, “lo que demuestra la acumulación económica”.
Por eso, en términos generales, no hay acceso al buen vivir porque mientras las comunidades indígenas hablan del proyecto de felicidad en el país, y en el resto del mundo prevalece la degradación ambiental: “Los procesos de degradación con el cambio climático son más drásticos de lo que en otros tiempos se había pensado y, por lo tanto, los daños son más severos.
Zonas serranas, sin agua
Aunque en la actualidad es difícil el acceso a la seguridad alimentaria, sobre todo en la zona norte del estado de Puebla, donde se presentan grandes precipitaciones pluviales, la experta de la Ibero Puebla afirmó que paradójicamente en esas regiones hay comunidades que no tienen agua, sobre todo por la zona de Zacapoaxtla, donde además de no tener agua tampoco tienen sistemas de almacenamiento de agua en época de lluvia: “Son muchos municipios sin agua y es un fenómeno de la región, hay estiaje en zonas donde llueve más y por lo tanto se requiere toda una estrategia de captación de agua de lluvia, pero además tienen diversidad biológica y en el país son pocas franjas con esas características.
En ese escenario de alta diversidad biológica, dijo Ayala Rodríguez, muchas comunidades están donde nacen los ríos y en muchas zonas de ésas se ubican las minas: “Las concesiones que se han dado o se pretenden dar, y por supuesto eso es factor de riesgo para la gente, que está vulnerable, porque tiene altos índices de pobreza, alta degradación ambiental y ecosistemas frágiles”, pero además se presenta una permanente afectación de la fauna porque solamente con el simple hecho de que se trace una carretera, hay afectación a la fauna porque alteran su ciclo de vida y reproductivo, “por eso las condiciones para poner una mina son las menos adecuadas”.
Generar proyectos integrales
Desde la experiencia profesional de la coordinadora del PIMA de la Ibero Puebla, las mineras son proyectos mundiales y crecientes, por ejemplo, los que hay en África, pero en lo que no se detienen a pensar es que se va a dejar muchas comunidades sin agua. “Eso ya se está viendo, por lo que tienen que ser proyectos integrales, con esquemas de ganar-ganar porque hoy la sociedad está más informada y más organizada”, por lo que el problema es cuando viene la confrontación en un esquema de perder-perder, pero aclaró que ante ese último escenario los que pierden más son los afectados, por eso consideró fundamental desarrollar una cultura de la paz: “Donde prevalezca la educación para la gestión y la educación para el diálogo; hay que desarrollar más esas habilidades”.
Desde su perspectiva, la confrontación directa puede ser más peligrosa, aunque gran parte del territorio nacional ya está concesionado a varias mineras: “Pero ahí no es tanto los gobiernos los que toman la batuta, son las grandes empresas que la tienen, la batuta la lleva la variable económica porque quien tiene el poder toma la batuta, pero finalmente todos somos sociedad, todos somos mexicanos y todos somos país, no importa dónde estemos lo importante es cómo nos asumimos”.
La sociedad actual se desarrolla en contextos de grandes tratados comerciales y seguramente dentro de esos acuerdos está la exploración del suelo mexicano, por eso hizo un llamado a la sociedad en general desde los ciudadanos hasta el gobierno, para saber qué medidas están conscientes de empujar para que sean las mejores decisiones a favor de los ciudadanos y del entorno.
Tome nota
En el estado de Puebla, reveló la coordinadora del PIMA, hay muchas comunidades vulnerables al cambio climático generado por huracanes o tormentas, por el desgajamiento de los cerros y por las sequías: “En la Sierra Nororiental están varios municipios con mayor vulnerabilidad por desgajamiento de cerros y son escenarios donde se quieren instalar las minas, pero además hay poblaciones con altos indicadores de pobreza, además de altos procesos de degradación ambiental y se pierde la seguridad alimentaria”.