México repite estrategia para contener la escalada inflacionista. Ha decidido este jueves aumentar en 50 puntos básicos el tipo de referencia y suma ya un incremento de 300 puntos en el último año. La medida, que fija el precio del dinero en el 6,25% busca atajar el alza de precios y sostener el tipo de cambio del peso, una de las monedas más vapuleadas en 2016. Horas antes, la oficina estadística mexicana había confirmado el repunte de la inflación en enero: aupados por una moneda débil, que encarece las importaciones, y la subida de los combustibles, los precios al consumo aumentaron un 4,7%. Tanto el alza en las tasas de interés decretado este jueves como el dato de inflación van en línea con lo que pronosticaba la mayoría de casas de análisis.
La reacción en el mercado de divisas ha sido inmedata: 20 minutos después de que el Banco de México hiciese público el aumento, el peso mexicano recuperaba un 0,7% frente al dólar y más de un 1% frente al euro, las dos monedas internacionales de referencia.
La Reserva Federal estadounidense decidió hace dos semanas mantener las tasas de interés, dejando –indirectamente– algo más de margen de maniobra a su par mexicano. La decisión de pausar la normalización de la política monetaria iniciada en diciembre de 2015 frenó momentáneamente el encarecimiento del dólar frente al resto de divisas y permitió al peso vivir una de sus mejores semanas en varios meses. Sin embargo, el instituto emisor que preside Janet Yellen mantiene su idea inicial de tres incrementos a lo largo del año en curso, que podrían ser más si el giro prometido por Trump (más inversión en infraestructuras, impuestos más bajos y, en definitiva, más déficit) recalienta la economía y las expectativas de inflación se disparan. En ese caso, el banco central estadounidense se vería obligado a endurecer aún más su política monetaria y presionaría más si cabe al Banco de México.
Aunque desde la toma de posesión del nuevo presidente estadounidense, el pasado 20 de enero, el tipo de cambio del peso ha insuflado algo de oxígeno sobre la segunda economía más grande de América Latina —la divisa mexicana ha recuperado un 5% en estos poco más de 15 días, lo que le sitúa como la moneda que más se aprecia frente al dólar en el periodo—, los especialistas coinciden en que no se puede dar por concluida la senda de la depreciación.
Alza de precios en casi todos los rubros
La economías latinoamericanas están más acostumbradas a convivir con tasas altas de inflación que sus pares europeas. El Banco de México fija un rango objetivo de alza de precios de entre el 2% y el 4%, frente al 2% de, por ejemplo, el Banco Central Europeo. Sin embargo, cuando esa horquilla se supera con holgura, como ha ocurrido en el primer mes del año, se empiezan a encender las alarmas. En enero, además, la inflación subió con fuerza en casi todos los grupos de productos: la única excepción fueron las frutas y verduras, que se abarataron un 6% respecto al mismo mes de 2016.
El rubro que más se encareció en los 30 primeros días del año fue el de los productos energéticos, cuyo precio repuntó un 16,3% interanual arrastrado por el encarecimiento de los combustibles decretado para enero por el Gobierno federal (entre un 14% y un 20%). En febrero, esta tendencia debería moderarse después de que las numerosas protestas y saqueos llevasen al Ejecutivo de Enrique Peña Nieto a suspender el alza previsto para la primera mitad del mes. El índice subyacente, que mide la inflación sin tener en cuenta los componentes más volátiles como la energía y los alimentos, también subió con fuerza en el primer mes de 2017 (+3,8%), aunque se mantiene dentro de los objetivos del Banco de México.
El consenso de las casas de análisis prevé que el alza de precios general supere el 5,3% en el conjunto del año, tasa que debería relajarse en 2018 hasta el 3,75%. Hacer pronósticos a tan largo plazo, sin embargo, es complejo en el contexto en el que se desenvuelve la economía mexicana. Con la amenaza constante de la nueva Administración estadounidense, que ha abogado por renegociar o romper el tratado de libre comercio que une a ambos países y Canadá desde 1994, imponer un arancel del 20% sobre los productos mexicanos e incluso gravar las remesas, México ha entrado en terreno desconocido.