Una camioneta del Ejército Mexicano avanza por la ruta 2 de evacuación del Popocatépetl. A su paso levanta una gran nube de ceniza que cubre a una mujer, quien con una mano no suelta a su hija, mientras que con la otra lleva su bolsa del mandado.

Metros antes, por ese camino, en el Centro de Santiago Xalitzintla, autoridades federales, estatales y municipales llegaron para iniciar ahí un recorrido por los caminos del volcán. El objetivo: verificar que estén en buenas condiciones, ante la posibilidad de un incremento en la actividad de “Don Goyo”.

Desde el techo de una casa de dos pisos, en la contraesquina de la Presidencia Auxiliar, dos mujeres acomodan un par de viejas sillas de madera, desde donde se acomodarán para escuchar los discursos del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, y de la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa.

Para entonces ya hay decenas de personas que no son de la comunidad, que caminan, se saludan y hablan entre ellos. Se trata de servidores públicos, alcaldes y alcaldesas de la zona metropolitana, ayudantes y reporteros.

Alguien se acerca a comprar aguas frescas a un hombre que las vende al aire libre, justo en un sitio donde se marcan las pisadas sobre la ceniza que el Popocatépetl arrojó a la población.

Al mismo tiempo, una familia pasa cerca y observa de reojo lo que ocurre en la plaza. No detienen su camino.

Todo el primer cuadro se encuentra acordonado con cintas amarillas, pero nadie les hace caso. La gente intenta seguir su vida normal.

Una conductora que graba un programa en vivo para la televisión nacional, se agacha para tomar la ceniza del piso y mostrársela a la cámara, mientras un grupo de personas la observa curiosa.

Al acabar los discursos, y luego de las fotos oficiales en el quiosco, las autoridades se retiran. A su paso, las camionetas, los camiones del Ejército y la Guardia Nacional, y las patrullas de la policía, levantan la ceniza.

Tras disiparse los fragmentos lanzados por el volcán, se queda la gente con su día a día, el que se vive a 12 kilómetros del cráter del Popocatépetl.