El director de la Policía Ministerial del Estado (PME), Juan Luis Galán Ruiz, informó de la desarticulación de una red de homicidas en serie, cuyo común denominador es el sadismo y quienes estarían involucrados en crímenes violentos ocurridos en la ciudad de Puebla, al menos en un lapso de un año y que se reunían en forma constante porque se ganaban la vida como guardias de seguridad privada en la unidad habitacional Agua Santa y donde los contrataran.
Alan Emmanuel y otros más aprendieron técnicas de defensa y de ataque para cometer homicidios utilizando principalmente cuchillos, con los que incluso se filmaban en exhibiciones donde utilizaban ropas oscuras.
El líder de la organización, José de Jesús Lima Pérez, alias “El Lobo”, fue quien adiestró a los asesinos en serie para crímenes que han sido considerados como incalificables y donde no hubo un solo móvil o motivo más que saciar una sed de sangre que adquirieron viendo películas de crímenes satánicos y sádicos, que incluso decidieron imitar.
Alan Emmanuel Aparicio Pérez, el asesino confeso de tres crímenes, al momento de ser interrogado en un video donde la entrevistadora es la encargada del área de Comunicación de la PGJ, no se manifiesta arrepentido, está orgulloso de haber cometido el múltiple crimen. “En esos momentos era ‘El Hálcón’, era ‘El Halcón’ el que estaba trabajando, no podía dejar en mal esa reputación”, dijo al referirse cuando era grabado en el video de un teléfono, mientras degollaba a la joven mujer y más tarde a sus dos hijas.
“La manera de disfrazarme la saqué de una película y de matarlas pues también. Me gustan las películas un poco sádicas, eso fue lo que se me hizo más rápido porque no cuento con un arma de fuego para llegar y pegarle unos tiros”, dice con un orgullo inaudito, sin que en ese momento se denote que confiesa bajo presión, más bien con la intención de que se conozca que no está arrepentido.
“El Halcón” no sólo confesó los tres crímenes, sino que además dijo idolatrar al “Lobo”, quien dice fue quien le “enseñó todo lo que sabe”. El detenido dijo “de hecho me hice este tatuaje por él, yo se lo copié, los tres orificios que tengo en la oreja se los copie también, lo mismo que el corte de cabello, la manera como me uniformo, como me paro, todo es de él, yo siempre quise parecerme a él, para mí era como mi ídolo, como mi dios, era mi todo”.
El parte oficial
Las condiciones para la investigación eran poco favorables, la Policía Ministerial tuvo referencias de la existencia de un video y posteriormente un fragmento del mismo en el que se observaba el homicidio de una madre y sus dos menores hijas, cuya muerte fue captada por los agresores que ya están detenidos.
De inicio, existía cierta duda sobre la autenticidad de la grabación toda vez que el victimario portaba vestimenta negra y una máscara, sin que se tuviera referencia alguna de las víctimas o de los agresores. Por eso fue necesario conformar grupos de búsqueda e investigación para indagar a fondo el caso.
Cabe subrayar que los familiares de las víctimas no habían reportado la desaparición de Irma Flores Romero de 26 años de edad, y las menores Brisa y Abril, de 6 y 4 años de edad, respectivamente. Los familiares pensaban que la mujer adulta se había ido a vivir con una pareja sentimental llevándose a sus dos hijas.
Estrategias de inteligencia, de gabinete y de campo se conjugaron para que la Procuraduría General de Justicia de Puebla esclareciera el triple homicidio.
Gracias a esa labor se ubicó a una primera involucrada en los hechos: María del Socorro Pardo Cruz, alias “La Güera”, quien se desempeñaba como guardia de seguridad privada en la unidad habitacional Agua Santa. Su participación consistió en esposar a la mujer adulta, golpearla y someterla para que, quien posteriormente fue identificado como Alan Emmanuel Aparicio Pérez alias “El Halcón”, también guardia de seguridad privada, degollara a las víctimas.
Con las diligencias ministeriales se estableció que Alan Emmanuel Aparicio Pérez “El Halcón” es el homicida encubierto que privó de la vida a las víctimas. Presuntamente la víctima, Irma Flores Romero, era pareja sentimental de Alan Emmanuel Aparicio Pérez.
Dicho individuo declaró ante la autoridad que la manera de disfrazarse y de privar de la vida a las mujeres la sacó de una película, ya que le gustan las películas sádicas. Confesó que la mecánica del crimen fue lo que se le hizo más rápido porque no contaba con un arma de fuego, por lo que decidió degollarlas.
Se supo que los homicidios fueron grabados con un teléfono celular por un menor de edad de origen chiapaneco, al que se le conoce como “El Chino”, quien posteriormente fue localizado y también detenido.
Las investigaciones
Diligencias especiales fueron necesarias para ubicar el lugar de los hechos. Los presuntos homicidas eligieron una zona de difícil acceso en la comunidad de San Antonio de Juárez, perteneciente a Tecali de Herrera, pensando que no serían descubiertos.
En las diligencias se hizo un trabajo de equipo entre agentes investigadores de la Procuraduría General de Justicia de Puebla, incluidos agentes del Ministerio Público, Policía Ministerial, personal del área de Servicios Periciales y la Unidad Canina de rescate y rastreo del Heroico Cuerpo de Bomberos.
En dicha zona se ubicaron los restos que corresponderían a las víctimas, y se efectuó una reconstrucción de hechos con la información y detalles aportados por los tres detenidos.