El asesinato del párroco de Cuyuaco, Erasto Pliego de Jesús, muestra un Estado en el que la violencia está a flor de piel, dijo Andrés Beltramo Álvarez, autor del libro “La Reforma en Marcha” y corresponsal en El Vaticano.
Reveló que cuando la iglesia católica está presente con un mensaje tan incisivo como el que tiene, que es propio y es un mensaje incómodo, pero además, cuando ese mensaje incómodo desafía a los poderes locales y a los poderes delincuenciales locales, se obtiene el no beneplácito de los acusados.


Entonces aseguró que si un sacerdote denuncia, pone el dedo en la llaga y es incisivo, seguramente va a obtener el no beneplácito de aquellos que a nivel local o a nivel particular, quieren ostentar el poder desde el abuso y desde la prepotencia.
Dijo que en ese sentido, ese tipo de manifestaciones lo que demuestra es que la iglesia está presente, está viva, y por lo tanto, como está viva, tiene una influencia social y esa influencia social puede ser incómoda en un ambiente donde la violencia está a flor de piel.


Presencia de la iglesia y ausencia del Estado
En entrevista, durante la presentación oficial de su libro “La Reforma en Marcha”, en la UPAEP, Beltramo Álvarez, reveló que aunque desconoce las circunstancias en que el sacerdote fue asesinado, dijo que evidentemente es claro que donde se genera inseguridad es porque hay una falla de todo el tejido social.


Reveló que dentro de esas fallas, está la falla del Estado, ciertamente, pero también de otros actores sociales, que permiten o generan que exista esta degradación hasta llegar a la violencia, “porque la violencia no nace sólo en los barrios bajos, nace desde la familia”.


Dijo además, que la violencia también se genera desde la sociedad, y entonces reducir el tema de la violencia a una ausencia del Estado o a una ausencia de la iglesia o una ausencia de algunos de los actores, es minimizar el verdadero impacto de lo que significa el fenómeno de la violencia.
Reconoció que el problema de la inseguridad y de la violencia, es mucho más, incluso tiene que ver con la cultura, pero evidentemente es preocupante que se presenten estos casos en zonas donde evidentemente debe permear la seguridad.


Estado obligado a esclarecer los hechos
Andrés Beltramo Álvarez, dijo que desde la sociedad poblana, debe haber un llamado a las autoridades del Estado de Puebla, para esclarecer los hechos en que fue asesinado el sacerdote Erasto Pliego de Jesús, “yo creo que el Estado está obligado a esclarecer todos los hechos de violencia en México, no solamente los de los sacerdotes”.


Dijo que es normal y es común en un estado democrático, que una de las principales vulneraciones sea la desigualdad, por eso, “yo creo que sin importar el partido o sin importar la extracción política de los gobernantes, esas autoridades tienen que sentir la responsabilidad de atender este tema y de esclarecer estos problemas”.


Pero además, reveló que la iglesia debe hacer el llamado, “aunquela arquidiócesis de Puebla fue concreta en este sentido, pero desde un punto de reconocer que muchas veces son fenómenos que superan la situación particular y eso justamente hace que haya una solicitud de esclarecimiento, pero también un reconocimiento de que hay que atender el asunto más allá del esclarecimiento de un asesinato”.


Violencia contra sacerdotes no es nueva
El autor del libro “La Reforma en Marcha”, dijo que la violencia en contra de sacerdotes en la actualidad, no es nueva, porque incluso, dijo que la santa sede lleva registros de estos casos a través de la congregación para la evangelización de los pueblos y México ha tenido registros en este sentido.


Por  lo tanto, señaló que eso implica, no una sorpresa pero sí un dolor, “yo creo que la iglesia mexicana está en una perplejidad, en un dolor, en un desconcierto por este tipo de acontecimientos, pero al mismo tiempo es una manifestación de la presencia verdadera de la iglesia”.

 


Reveló que esos hechos, los reconoce la iglesia católica, “pero lo hace con gran dolor y desconcierto, con un gran realismo, la iglesia y el mismo papa, son realistas que están amenazados a nivel internacional, por lo tanto, no es extraño que los obispos y los sacerdotes estén amenazados también o que estén sufriendo algún tipo de hostilidad.

 


Por eso, dijo que por un lado es el tema del dolor y del desconcierto pero por otro lado está el realismo de que si la iglesia hace su trabajo, “algo que seguramente incómoda y si incómoda, alguno de sus miembros puede ser objeto de algún tipo de ataque o de reacción de los poderes fácticos o de aquellos grupos que son más cercanos a estos espacios de poder”.