Tras derribar sus grandes puertas verdes y matar o golpear a combatientes que lo defendían, algunos insurrectos festejaron la toma del complejo de Bab al Aziziya con tiros al aire y cánticos, mientras otros fueron vistos salir del edificio con cajas de armas y camionetas con ametralladoras montadas en la parte trasera.
La residencia era el símbolo del poder de Muammar Gaddafi, y su conquista por los sublevados, apoyados por la OTAN, constituye el derrumbe de hecho de su gobierno de 42 años, aunque es probable que durante algún tiempo persistan bolsones de resistencia de seguidores del líder en distintas zonas del país, según analistas.
Columnas de humo negro subían al cielo desde la enorme edificación de seis kilómetros cuadrados, estratégicamente ubicada en el sur de Trípoli -una ciudad de 2 millones de habitantes-, con acceso directo a la autopista que va al Aeropuerto Internacional de la capital del país árabe norafricano, rico en oro y petróleo.
"Hemos ganado la batalla militar. Huyeron como ratas", declaró el comandante insurgente Abdelhakim Belhaj a la cadena de TV árabe Al Jazira desde el mismo complejo de Kaddafi.
"Bab al Aziziya está completamente bajo nuestro control, el coronel Kaddafi y sus hijos no estaban en el lugar", afirmó por su parte el coronel Ahmed Omar Bani en Bengazi, la ciudad del este de Libia conquistada en los primeros días de las revuelta y convertida en centro de la insurrección contra el líder libio.
En Trípoli, los victoriosos alzados destruyeron una estatua de bronce de Kaddafi y posaron ante los reporteros gráficos pateando y pisando la cabeza dentro del complejo fortificado.
Otro combatiente se trepó a la icónica estatua de un puño dorado apretando hasta deformar una réplica de un avión de guerra estadounidense y disparó al aire su ametralladora en celebración de la victoria.
La estatua está ubicada afuera de un edificio que en el pasado fue la casa de Kaddafi, que se preservó con los daños que le causó un bombardeo norteamericano en 1986 como símbolo de su desafío a sus enemigos.
El líder libio pronunció decenas de discursos contra Occidente desde el balcón de esa casa, y en ese mismo lugar apareció al inicio del levantamiento en su contra, en febrero, para burlarse de los insurrectos y predecir su derrota e huida como "ratas".
El complejo, que incluye un cuartel militar, una casa de huéspedes y otros edificios, fue bombardeado varias veces por la OTAN como parte de su polémica campaña de ataques aéreos en respaldo a los insurgentes, que comenzó en marzo en virtud de un mandato de la ONU para proteger a los civiles del conflicto.
En otras partes de la capital, los sublevados dijeron estar en control de la estación de TV estatal, donde izaron la bandera con la que se identifican, y del Aeropuerto Internacional de Trípoli.
El ex embajador de Libia ante la ONU dijo esperar que los rebeldes se hagan con el control del resto del país en las próximas 72 horas.
El ex embajador Ibrahim Dabbashi, quien continuó trabajando en su oficina en la ONU junto a otros diplomáticos desde que retiró su lealtad a Gaddafi, en febrero, dijo confiar en que Libia será "liberada totalmente".
En Bengazi, cientos de personas festejaron en las calles la noticia de la toma del complejo de Bab al-Aziziya. Hombres marcharon a pie y circularon en auto haciendo flamear la bandera de los insurgentes -la verde, negra y roja de la monarquía que reinó en Libia hasta la revolución de Kaddafi, en 1969.
Doce insurrectos murieron en los enfrentamientos en torno del complejo, dijeron fuentes de la oposición, que estimaron además en unos 2.000 el total de muertos en la batalla de Trípoli, que comenzó con una sorpresiva incursión en la capital de los insubordinados desde posiciones en el oeste del país.
En conferencia de prensa en Doha, la capital de Qatar, el jefe político de los levantados llamó a todos los libios a la unidad.
"Ahora debemos concentrarnos en la reconstrucción y en curar las heridas", dijo Mahmud Yibril, quien prometió restablecer la seguridad en Trípoli y en todo el país.
En Estados Unidos, un vocero del Pentágono dijo que los insurgentes parecen tener el control de la mayor parte de Trípoli y reiteró la opinión de Washington de que Kaddafi permanece en algún lugar de Libia.
El portavoz, coronel Dave Lapan, añadió que aunque la capacidad de mando de las fuerzas de Kaddafi disminuyó drásticamente, sigue siendo peligrosa.
En el Reino Unido, el viceprimer ministro británico, el liberal democrático Nick Clegg, quien encabezó hoy en Londres una reunión del Consejo de Seguridad Nacional en reemplazo del premier David Cameron, dijo que el gobierno de Gaddafi "está destinado a caer".
Alain Juppé, el canciller de Francia -junto al Reino Unido los dos países que más impulsaron la ofensiva de la OTAN en Libia- afirmó por su parte que la victoria de la oposición contra el régimen libio "no es completa" y la OTAN debe permanecer alerta.
"El régimen se está derrumbando, pero hay todavía grupos de la resistencia. La OTAN debe estar siempre en alerta para ir hasta el fondo de las operaciones", dijo Juppé.
Siguen los enfrentamientos
El Pentágono ha asegurado, a través de su portavoz, que los rebeldes ya parecen controlar la mayoría de Trípoli. Sin embargo, aunque las fuerzas fieles a Gadafi han mermado, siguen siendo peligrosas advirtió.
"Es demasiado pronto para decir que la batalla de Trípoli haya terminado. Eso no sucederá hasta que Gadafi y sus hijos sean capturados", dijo el jefe del Consejo Nacional Rebelde, Mustabá Abdel Jalil. Así, en el barrio de Al Mansura y en los alrededores de la Plaza Verde las tropas leales al dictador aún presentan batalla.
A lo largo de la jornada, los enfrentamientos entre rebeldes y los últimos fieles al régimen se habían intensificado en las inmediaciones del complejo de Gadafi. Centenares de insurgentes lanzaron el ataque.
De acuerdo con Al Yazira, pese a que soldados opusieron gran resistencia, e incluso lograron en un primer momento repeler el primer gran asalto contra una de las puertas de la enorme residencia, después entregaron las armas.
El enviado de Libia ante la ONU, Ibrahim Dabbashi, aseguró que el complejo presidencial "está completamente en manos de los revolucionarios".
"¡Es el fin, Gadafi está acabado!", gritaba un rebelde en el complejo. Según Al Yazira, pese al optimismo de los insurgentes en el interior del complejo se oían disparos de francotiradores. La cadena aseguró que uno de sus trabajadores resultó herido en el complejo. Según el corresponsal de la CNN, en algunas partes del amplio complejo presidencial los gritos de celebración de los rebeldes -"Dios es grande", "la victoria está aquí"...- se mezclaban con los sonidos de duros enfrentamientos.
En cualquier caso, las imágenes más repetidas mostraban a los rebeldes corriendo por los jardines de Gadafi, enarbolando banderas rebeldes o disparando al aire. Algunos se llevaban armas del complejo, mientras otros se paseaban en los coches, motos o incluso el 'buggy' que pertenecieran al líder libio.
Gadafi y sus hijos 'huyeron como ratas'
Además, los insurgentes recorrían el complejo presidencial, registrando edificio por edificio, en busca de Gadafi o su familia. "¡Casa por casa!, '¡habitación por habitación!", cantaban algunos rebeldes.
Gadafi y sus hijos "huyeron como ratas", dijo un coronel rebelde sobre el mandatario que, hace sólo unos meses, amenazaba con aplastar a todas las ratas insurgentes.
El paradero del mandatario sigue siendo una incógnita, aunque este martes el propio Gadafi dijo en una conversación telefónica con el presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), que sigue en Trípoli y no tiene intención de abandonar el país.
"El coronel Gadafi y sus hijos no estaban" en el palacio, dijo el coronel rebelde Ahmed Omar Bani, unas horas después de la irrupción rebelde, asegurando que todo el complejo está bajo su control. "Nadie sabe donde están". Según la BBC, se cree que el complejo está conectado con varios puntos claves de la capital a través de túneles.
"No creemos que haya dejado el país. Creemos que todavía está dentro de libia. Creemos que está en Trípoli o cerca de Trípoli", ha dicho a la BBC Guma el-Gamaty, portavoz del Consejo Nacional de Transición. "Tarde o temprano, lo encontraremos, vivo y arrestado, y esto es lo que deseamos, o si se resiste morirá".
Dabbashi, quien esperó que el país sea liberado en las próximas 72 horas, dijo que los rebeldes prefieren juzgar a Gadafi, su hijo Saif al Islam y su jefe de inteligencia (sobre los que pesa una orden de detención del Tripunal Penal Internacional) en Libia, y no entregarlos a La Haya.
El complejo ha resultado seriamente dañado por repetidos ataques de la OTAN durante las últimas semanas. La emisora árabe Al Arabiya, citando fuentes rebeldes, informó por la mañana de que anoche la residencia de Gadafi fue atacada por la OTAN, pero la Alianza no ha querido confirmarlo, al igual que los ataques que según esta cadena y Al Yazira se produjeron este mismo martes. El coronel Lavoie, portavoz militar de la Operación Protector Unificado de la OTAN, se limitó este martes a explicar que la Alianza Atlántica ha "atacado [en el pasado] ese complejo, pero no puedo hablar de acciones presentes o futuras".
Otro síntoma de la imparable debilidad del régimen gadafista es la rendición sin condiciones de un grupo de líderes tribales de Sirte, ciudad natal del dictador libio. Los fieles a Gadafi han negociado su entrega y han pedido a los rebeldes que entren a la ciudad "como libios y no como conquistadores".
Este martes, los rebeldes libios también han tomado el control del puerto petrolero de Ras Lanuf, según han asegurado los insurgentes. Según un portavoz rebelde, las tropas de Gadafi se están retirando en dirección a Sirte. Según la BBC, empieza a rumorearse que el líder libio se ha refugiado su ciudad natal y último bastión.