Algunos de los jóvenes argumentan que no pasar un promedio de dos horas al volante les permite otras actividades, como la lectura. Otros, al no tener que afrontar los gastos de un vehículo, pueden ahorrar más dinero.
La tendencia en los Estados Unidos, país donde los adolescentes pueden sacar su licencia de conducir desde los 16 años, muestra que la franja de los 21 a 30 años está cada vez menos interesada en tener un auto.
Según la Administración Federal de Autopista, las personas de esa edad condujeron un 12% menos en 2009 que sus pares de 1995. El portal noticias británico BBC Mundo cita también que se emitieron menos licencias entre personas de 16 a 19 años, de acuerdo con el Departamento de Transporte.
Por ejemplo, mientras que la mitad de los adolescentes de 16 años tenía licencia en 1978, en 2008, la cifra era del 31%.
"Entre quienes llegaron a la mayoría de edad en los años 50 ó 60, comprar un auto era muy importante. Era el rito de iniciación en la vida adulta, el ícono de la libertad y la independencia", indicó la directora de tendencias globales y pronósticos de Ford, Sheryl Connelly.
La compra que actualmente funciona como símbolo de independencia es el teléfono celular, en lugar del coche, asegura Connelly. Las tabletas, las portátiles y las consolas de juego tampoco se quedan atrás.
En la misma línea, una encuesta de la compañía de investigaciones tecnológicas Gartner reveló que el 46% de los jóvenes de 18 a 24 consideraba más importante tener acceso a Internet que poseer un auto propio.
El informe de la BBC brinda otras explicaciones complementarias sobre esta tendencia. Los jóvenes tienden a vivir en grandes ciudades, donde cada vez hay más opciones de transporte, desde buses a bicicletas en alquiler. Además, se registran mayores requerimientos para obtener el carnet de conductor.
La crisis económica es otro factor que no se debe desestimar. Las dificultades para obtener un primer empleo pago y los problemas de los padres para colaborar en la compra del vehículo guardan vínculo con este fenómeno.