El papa Francisco ha pedido en el Congreso de Estados Unidos la "abolición mundial de la pena de muerte". El primer pontífice que habla ante los miembros de la Cámara estadounidense ha asegurado que "una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación".

 


"Estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito", añadió.
El pontífice recordó en el contexto de su petición para acabar en el mundo con la pena capital que "el parámetro que usemos para los demás será el parámetro que el tiempo usará con nosotros". "La regla de oro nos recuerda la responsabilidad que tenemos de custodiar y defender la vida humana en todas las etapas de su desarrollo", agregó Jorge Mario Bergoglio en relación con la pena de muerte, que sigue vigente en Estados Unidos.
El papa pronunció un discurso en el que utilizó como referencias cuatro personalidades de la historia estadounidense, el expresidente Abraham Lincoln, el Premio Nobel de la paz Martin Luther King, la fundadora del Movimiento de Trabajadores Católicos, Dorothy Day, y el monje cisterciense Thomas Merton.

"Les hablo como hijo de inmigrantes"


Por otro lado, el papa pidió al Congreso "no dar nunca la espalda a los vecinos", en alusión a los millones de inmigrantes cuyos derechos "no siempre fueron respetados".
"Les hablo como hijo de inmigrantes", recordó, aludiendo a los extranjeros que en tiempos pasados, "bastantes convulsos y sangrientos", llegaron a lo que hoy es Estados Unidos, pero afirmó: "es difícil enjuiciar el pasado con los criterios del presente".
"Cuando el extranjero nos interpela, no podemos cometer los pecados y los errores del pasado. Debemos elegir la posibilidad de vivir ahora en el mundo más noble y justo posible", agregó. Y eso se debe hacer, según el papa, "mientras formamos las nuevas generaciones, con una educación que no puede dar nunca la espalda a los 'vecinos', a todo lo que nos rodea".
"Construir una nación nos lleva a pensarnos siempre en relación con otros, saliendo de la lógica de enemigo para pasar a la lógica de la recíproca subsidiariedad, dando lo mejor de nosotros. Confío que lo haremos", dijo Francisco en su defensa de la acogida a los inmigrantes.
Invitados de todo tipo
Los contrastes dominaron en los palcos del Congreso, donde invitados tan diferentes como el precandidato presidencial Ben Carson o dirigentes de grupos de defensa de los inmigrantes escucharon el primer discurso de un papa ante el pleno del Legislativo estadounidense, reunido en sesión conjunta.
El papa Francisco fue invitado por el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, de confesión católica, como el 31% de sus compañeros del Legislativo, un porcentaje superior al del 22 % de católicos de la sociedad estadounidense.
La esposa de Boehner, Debbie, se encargó de acomodar en la galería de la Cámara de Representantes a los cuatro invitados de su marido, que por ser el presidente de la Cámara Baja puede hospedar a más personas que el resto de legisladores, que cuentan con solo una invitación.
Entre sus invitados destacó Teo Nowakowski, la madre de Paula T. Nowakowski, la anterior jefa de gabinete de Boehner, por la que sentía un especial cariño y que falleció en 2010, así como Jerry Vanden Eyden, un amigo de la infancia del republicano, con el que estudió en una escuela católica.


 

Carson, aspirante republicano

Uno de los invitados más originales fue el neurocirujano retirado Ben Carson, católico y uno de los aspirantes más populares para lograr la candidatura republicana a la Presidencia de Estados Unidos, por la que compite, entre otros, con el magnate inmobiliario Donald Trump.
En el otro lado de la bancada –y del espectro político y social– se sentó la presidenta del Sindicato Internacional de Empleados de Servicio (SEIU, por sus siglas en inglés), Mary Kay Henry, férrea defensora de un aumento del salario mínimo, que fue invitada por la líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi.
Varios dirigentes comunitarios dedicados a ayudar a los inmigrantes sin papeles también encontraron su lugar en la concurrida bancada del Congreso gracias a la invitación de legisladores demócratas, como Juan Vargas o Luis Gutiérrez, uno de los rostros más visibles en la lucha por una reforma migratoria.