La batalla en las calles contra la reforma laboral ha estallado esta semana en la activación de múltiples frentes por toda Francia. Desde el transporte hasta las refinerías pasando por los aeropuertos de París, más de una decena de sectores estarán estos días en huelga. Organizadas por siete sindicatos, las dos principales jornadas de protesta serán este martes y el jueves. El denominador común es el rechazo frontal de los trabajadores a la reforma laboral. Hasta los policías van a manifestarse, pero ellos en defensa de su vituperada imagen.
La jornada ha comenzado con bloqueos de carreteras en Caen, Lorient o Géant y de diversos peajes de autopistas por diversas áreas del país. Los camioneros también han cerrado el acceso a puntos estratégicos de Burdeos, a la refinería de Donges o a los puertos de Le Havre y Saint Lazare.
El asedio a François Hollande pasa de nuevo a la calle. La semana pasada estuvo en el Parlamento, donde el presidente francés y su primer ministro, Manuel Valls, fueron acosados incluso por sus diputados rebeldes a cuenta de la contestada reforma. Aprobada por el decretazo del jefe del Gobierno, sindicatos y estudiantes han respondido con la mayor serie de protestas de esta legislatura. No cederé, ha declarado este martes Hollande a la emisora Europe 1.
A las grandes movilizaciones de este martes y el jueves, que incluyen manifestaciones en París, se unen las huelgas convocadas por el transporte de mercancías por carretera iniciado en la noche del lunes al martes. Sus convocantes han anunciado cortes de tráfico y bloqueos de puertos. Los sindicatos han convocado también paros en el transporte ferroviario todos los miércoles y jueves a partir de esta semana. Estibadores, marineros o controladores también harán paros.
Esos sectores tienen reivindicaciones propias, pero en sus protestas añaden el rechazo a la reforma laboral. El principal sindicato del país, la CGT, ya advirtió nada más aprobarse la ley por decreto que organizaría nuevas movilizaciones, ahora con más razón, decían, porque el Ejecutivo ha impedido que la reforma sea debatida en Asamblea Nacional, donde había presentadas más de 5.000 enmiendas. La ley está ya en el Senado. Será debatida en junio y volverá a la Cámara baja, donde nuevamente el Gobierno podrá aprobarla en julio por decreto con el texto que desee.
A las numerosas movilizaciones se suma hasta una de las fuerzas del orden. Su principal sindicato, Alliance, dice estar harto de que se presente a los policías como salvajes que golpean ciegamente a los jóvenes. Algo de eso ha hecho la CGT, que ha repartido miles de octavillas recordando que los policías están para proteger, no para golpear. Lo hizo después de denuncias de agresiones policiales a manifestantes, una de ellas a un estudiante ya detenido. El agente que le pegó fue detenido. Otro joven ha perdido un ojo en Rennes por el impacto de un bote de la policía.
Bajo el lema Stop al odio antipolicía, los agentes han convocado para el miércoles 90 manifestaciones en otras tantas localidades. En París, el lugar elegido es la emblemática Plaza de la República, donde desde hace 50 días se reúnen activistas del movimiento de indignados Nuitdebout, nacido precisamente tras una jornada de protesta contra la reforma laboral.
Alliance se queja de que la violencia en las protestas de estos días ha adquirido niveles muy elevados. Asegura que hay cientos de policías heridos: 350, según ha declarado Hollande. Acogiéndose al vigente estado de excepción decretado tras los atentados de noviembre, el Gobierno ha prohibido a una decena de jóvenes asistir a manifestación alguna. Lo puede hacer sin intervención judicial. Hollande ha advertido que también expulsiones de extranjeros a sus países. En las protestas ha habido ya mil detenciones y 60 condenas judiciales.
Las múltiples movilizaciones para esta semana muestran que la protesta contra la reforma laboral va a aumentar y amenazan con poner en graves aprietos a Hollande y a su Gobierno. La reforma laboral, que facilita y abarata el despido, es rechazada por el 70% de los franceses, según los sondeos. Para Hollande y Valls, se trata de una reforma “necesaria” para mejorar la competitividad de las empresas.
Debilitados por la pinza de la división de la izquierda y de la calle, las posibilidades de presionar a Hollande y Valls se incrementan a medida que se acerca la Eurocopa: del 10 de junio al 10 de julio. Sindicatos ferroviarios ya han presentado preaviso de huelgas hasta el 11 de julio. Pese a todo, el presidente repite: Esto va mejor. El 86% de los franceses, dicen las encuestas, no le creen.