En Pakistán, una turba violenta linchó a un hombre, que según sus familiares padecía un trastorno mental, al que los atacantes acusaron de blasfemia al haber supuestamente quemado algunas páginas del Corán.
"Primero lo ataron, luego lo arrastraron fuera de una mezquita y lo apedrearon hasta la muerte, y luego ahorcaron su cuerpo de un árbol", relató un oficial de Policía de la zona de Tulamba, en la provincia oriental de Punjab.
El suceso tuvo lugar cuando se divulgó el rumor en la localidad de que la víctima había quemado algunas páginas del Corán en la mezquita. A pesar de la llegada de varios policías a la zona, la turba se rehusó entregar al hombre a las autoridades.
"Empezaron a tirar piedras contra la policía y un oficial resultó herido", dijo el oficial, antes de añadir que cuando los refuerzos llegaron a la zona "el hombre ya había muerto".
Paquistán tiene una dura ley contra la blasfemia para evitar choques religiosos, pero varias reformas auspiciadas por el entonces dictador, Mohamed Zia-ul-Haq, favorecieron el abuso de esta norma.
Desde entonces, se han producido muchas de acusaciones por blasfemia, un delito que en Paquistán puede llevar aparejada la pena de muerte, si bien nunca se ha ejecutado a nadie por tal crimen.