Tensión se generó en Moscú, luego de que el llamado Grupo Wagner anunciara que se trasladaría a la capital con el presunto fin de iniciar una rebelión armada, según acusaron autoridades. Más tarde, el ejército privado anunció su retirada a Bielorrusia para evitar un “baño de sangre”.

La agrupación paramilitar, liderada por Yevgeny Prigozhin, y cuyo campamento base se encuentra en Ucrania, ya había tomado las instalaciones militares de la ciudad de Rostov del Don, en el suroeste del país, y avanzó hasta llegar a 200 km de la capital rusa, para iniciar lo que denominaban como una “marcha de justicia”.

Ante el avance, el Ministerio de Defensa de Rusia advirtió: "Les pedimos que sean prudentes y se pongan en contacto con los representantes del Ministerio de Defensa ruso o las agencias de la ley lo antes posible. Garantizamos la seguridad de todos".

Mientras, el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó los actos como “traición” y “un golpe para Rusia”. Además, llamó a las Fuerzas Armadas a neutralizar a los organizadores de la rebelión armada.

“Todos los que deliberadamente tomaron el camino de la traición, los que prepararon el motín armado, que tomaron el camino de la rebelión y los métodos terroristas, sufrirán un castigo inevitable y responderán ante la justicia y ante nuestro pueblo".

La apelación se produjo después de que se publicaran varias grabaciones de audio en el canal Telegram de Prigozhin, en las que el líder de Wagner afirmó que sus unidades supuestamente habían sido atacadas y acusó a los líderes militares de Rusia de orquestar los ataques, según la agencia de noticias rusa TASS.

El Comité Nacional Antiterrorista de Rusia anunció que se había instaurado un régimen de operaciones antiterroristas en la región de Moscú y la región de Voronezh, mientras la seguridad fue reforzada en instalaciones clave, instituciones estatales y la infraestructura de transporte han recibido mayor protección, mientras la policía y las unidades de respuesta están en máxima alerta, según un informe de TASS.

Yevgueni Prigozhin anunció más tarde que sus hombres regresarían a sus campamentos para evitar un baño de sangre poco después de entablar un diálogo con el presidente de Bielorrusia, Alexandre Lukashenko.

"Ahora es el momento en que la sangre puede correr. Por eso [...] nuestras columnas dan media vuelta y vuelven en la dirección opuesta para regresar a los campamentos", declaró Prigozhin en un audio publicado en Telegram. “Querían disolver la compañía militar Wagner. El 23 de junio nos embarcamos en una marcha de justicia [...] Ahora ha llegado el momento en que se podría derramar sangre. Entendiendo la responsabilidad [por la posibilidad] de que la sangre rusa se derrame por un lado, estamos dando la vuelta a nuestras columnas y volviendo a los campamentos como estaba previsto".