En las últimas horas, la Franja de Gaza ha sido escenario de una intensa ofensiva por parte del ejército israelí, que ha resultado en la muerte de al menos 130 personas y más de 300 heridos, según informes de fuentes médicas locales.
Los bombardeos se han centrado en diversas áreas del enclave palestino, afectando ciudades como Jan Yunis, Gaza y Deir al Balá. El hospital Naser, en Jan Yunis, ha recibido 50 cuerpos, la mayoría de ellos niños, lo que resalta la gravedad de la situación humanitaria.
Esta escalada de violencia ocurre tras la ruptura del alto el fuego que se mantenía desde enero. El gobierno israelí, encabezado por el primer ministro Benjamín Netanyahu, ha justificado la reanudación de las hostilidades acusando al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) de rechazar todas las ofertas de mediación para prolongar la tregua y liberar a los rehenes israelíes aún en su poder.
Por su parte, Hamás ha condenado los ataques, responsabilizando a Israel de violar el acuerdo de alto el fuego y exponiendo a los rehenes a un destino incierto. El grupo ha instado a la comunidad internacional y al Consejo de Seguridad de la ONU a intervenir para detener la agresión y proteger a los civiles en Gaza.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada del conflicto. Naciones Unidas ha condenado los ataques y ha llamado a ambas partes a detener la violencia, mientras que países como Egipto y Qatar han manifestado su rechazo a las acciones militares israelíes.
La situación en Gaza continúa siendo crítica, con un creciente número de víctimas y desplazados, lo que agrava aún más la crisis humanitaria en la región.
Con información de Proceso*