Un reciente informe de la Ley de Libertad de Información ha revelado que un grupo de investigadores de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de los Estados Unidos dio a conocer de que el virus SARS-CoV-2 fue creado genéticamente y escapó de un laboratorio en Wuhan, China.

Este hallazgo, realizado tres meses después del inicio de la pandemia y contenido en un informe del Centro Nacional de Inteligencia Médica del DIA, ha desatado un nuevo centro de atención en las investigaciones actuales sobre un posible encubrimiento de inteligencia.

El informe del DIA, presentado el 25 de junio de 2020, identifica al virus como una “quimera”, un término científico utilizado para describir un patógeno genéticamente modificado que combina elementos de dos virus distintos.

Este análisis utilizó complejos métodos de análisis genómico que rastrearon el proceso de creación del virus hasta un manuscrito anterior publicado una década antes por el Instituto de Virología de Wuhan (WIV).

Según los documentos, las “rupturas” genéticas en el código del virus alinean con las identificadas por científicos del WIV en 2008, sugiriendo un vínculo directo con investigaciones previas realizadas en Wuhan.

Los hallazgos señalan que las capacidades de biología molecular del WIV, junto con el análisis del genoma, respaldan la hipótesis de que el SARS-CoV-2 fue diseñado en un laboratorio, formando parte de un conjunto de virus quiméricos que eventualmente escaparon de contención dentro del WIV. Desde la revelación del informe, diversas agencias han intensificado sus investigaciones.

Al menos cuatro denunciantes han sido entrevistados recientemente por la oficina del Inspector General de la Comunidad de Inteligencia, la oficina del Inspector General del DIA y el FBI.

El manejo de la información relacionada con el origen del COVID-19 ha sido objeto de intenso escrutinio debido a evaluaciones contradictorias entre las agencias de inteligencia estadounidenses.

La Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), que ya había señalado firmemente que el virus podría tener un origen de laboratorio, se encontró con resistencia interna para incluir su investigación en un informe nacional de gran relevancia dirigido por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) en 2021 durante la administración de Joe Biden.

El debate sobre el origen del COVID-19 ha sido alimentado por pruebas que sugieren un desarrollo deliberado del virus en un entorno de laboratorio.

Denunciantes de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) manifestaron escepticismo respecto a las conclusiones tempranas que apuntaban a un origen zoonótico, es decir, la transmisión natural del virus de animales a humanos.

Según informes, los científicos del DIA habrían redactado un documento crítico que cuestionaba la tesis de origen zoonótico publicada en la revista Nature por Kristian Andersen, financiada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), que había sido utilizada para restar validez a las teorías de fuga de laboratorio.

Entre las pruebas más inquietantes destacan las actividades detectadas en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) antes del brote oficial. 

Se informó de actividades de limpieza biológica en octubre de 2019, poco después de que se registraran las primeras muertes similares a COVID-19 en China, posiblemente sugiriendo un incidente de seguridad en el laboratorio.

Algunas personas vinculadas al WIV habrían contraído COVID-19 en el otoño de 2019, antes de que se reconociera globalmente la pandemia.