La zona arqueológica de Cuayehualulco, que tiene una traza parecida a la de Cantona, con una extensión de 500 hectáreas, ubicada en el municipio de San Salvador El Seco ha comenzado a ser saqueada por personas que se dedican a la fabricación de esculturas de piedra, o molcajetes, además de quienes buscan piezas arqueológicas para su venta en el mercado negro e incluso se señala que pudieran no ser de la región.
En un recorrido por la zona, acompañados por el historiador Jesús Balbuena, en el lugar que se encuentra rumbo a Ciudad Serdán se ve el paso de vehículos por las calzadas, además algunos montículos que se dice son pirámides, pero para los pobladores del lugar, la zona la conocen como “Tres Cerritos”.
Al adentrarse al lugar, luego de la denuncia de algunos vecinos, se aprecian palas abandonadas en una excavación donde se presume estarían buscando piezas arqueológicas, pero sobre todo oro o plata.
Asimismo, hay partes de una de las pirámides donde pudo haberse utilizado maquinaria para la extracción de la piedra.
A Cuauhyehualulco se puede acceder libremente, pues no hay un alambrado que proteja la zona, la cual está catalogada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Tras aclarar que no es su área, pero le interesa la protección del patrimonio de los poblanos, Jesús Balbuena, explicó que no se sabe el nombre de la cultura que se asentó ahí, pero la ciudad prehispánica, podría tener la dimensión de Cantona, solo que no ha sido trabajada.
Dijo que debe resaltarse que hay avenidas, calzadas, plazas y juegos de pelota, pero lo que resulta grave es que algunos aros ya se encuentran en domicilios particulares.
Indicó que el INAH debería darse cuenta, y dar parte a las autoridades, pues los saqueadores continúan buscando o sacando piedra, para hacer figuras y esculturas religiosas e indicó que, aunque el arte es bueno, deben buscar el material en otros lugares.
Jesús Balbuena señaló que primero hay que proteger la zona, ya que se puede destruir el patrimonio y tienen que ser peritos quienes coordinen las investigaciones.
Un detonante turístico
El historiador recordó que cuando se rescató Cantona, fue la cereza del pastel, porque llegó el detonante turístico y se abrieron hoteles por parte de los vecinos de Tepeyahualco de Hidalgo, pues el turismo que le gusta la investigación, llega consume y pasa una o dos noches, pues hay quienes no la recorren en dos días.
En San Salvador El Seco podría ocurrir lo mismo destinando recursos para el rescate, y de esta manera se dé un desarrollo turístico ordenado.
Explicó que de la capital a esa zona es máximo hora y media, y de la cabecera a donde se encuentra Cuayehualulco, son máximo dos kilómetros, por eso la gente que busca las zonas arqueológicas llega caminando, pues es parte de su aventura.
Además, otra ventaja sería instalar lugares para la venta de artesanías y comida, de esta manera el comercio se podría detonar.