El consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, reconoció que la inevitable relación entre dinero, partidos políticos y campañas electorales sigue amenazada por la influencia del crimen organizado.

Al comentar el libro “Dinero del crimen organizado y fiscalización”, de Oswaldo Chacón, el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) advirtió que la delincuencia está dispuesta a violentar la transparencia y la equidad en los procesos electorales, como lo señala el autor.

Valdés Zurita resaltó que esas influencias se manifiestan de distintas maneras en el terreno electoral, por lo que después de la transición “blindar nuestra democracia contra influencias ilícitas se ha convertido en una tarea fundamental”.

Reconoció que la democracia se ve amenazada por el crimen organizado en al menos tres grandes rubros: está expuesta en cuanto al Estado, la efectividad en el apego al orden legal y el respeto a sus libertades fundamentales.

La delincuencia organizada pone en riesgo al Derecho y a los derechos, por lo que “debemos evitar su influencia”, aunque aclaró que si bien su capacidad de influir es extensa, esto no quiere decir que el fenómeno está fuera de control.

Más allá de la intimidación, las amenazas y homicidios, señaló, la estrategia electoral suele centrarse en el dinero, por lo que “hoy en día la competencia política y las campañas no pueden entenderse sin el financiamiento público o privado”.

El dinero se ha convertido en un elemento clave y decisivo en los procesos electorales, y de ahí que los grupos del crimen organizado pretendan penetrar la escena política, agregó.

El presidente del IFE añadió que el mercado de financiamiento ilícito a las campañas políticas está determinado por la demanda y la oferta, y “desafortunadamente vemos que estos factores están muy presentes”.

Por el lado de la demanda, indicó, los partidos constantemente buscan fondos adicionales a fin de acercarse a los ciudadanos y destacar en la competencia; en cuanto a la oferta, el crimen organizado tiene dinero para distribuir y busca cooptar o controlar a las autoridades.

Destacó que en este proceso, la fiscalización, la transparencia y la rendición de cuentas son especialmente relevantes, ya que como señala el autor del libro presentado, el mercado de financiamiento ilícito a las campañas políticas está determinado por la demanda y la oferta.

Si bien el crimen organizado y su capacidad de influencia son extensos, subrayó Leonardo Valdés, esto no quiere decir que el fenómeno esté fuera de control.

El consejero coincidió con Oswaldo Chacón Rojas en que debe existir un control que garantice elecciones libres, transparentes y equitativas, lo que implica contar con mecanismos que permitan revisar los recursos partidarios y aplicar, en su caso, las sanciones correspondientes.

Recordó que los institutos políticos refrendaron esta responsabilidad el pasado 31 de mayo, cuando los dirigentes nacionales de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) acordaron blindar a los candidatos y a las campañas de las presiones del crimen organizado.

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