Después de la información de la Conagua de que Rina dejaba la categoría dos para bajar a la uno, expresó que aunque disminuyó su intensidad, como medida precautoria, ha ordenado la evacuación de los dos mil habitantes de Holbox y 300 visitantes para su traslado a refugios de Kantunilkín.
Dijo que 450 personas ya salieron de la isla, pero faltan por hacerlo mil 500 personas que igualmente tienen que salir.
Precisó que continúa la suspensión de las clases en los seis municipios, así como la ley seca y por la tarde-noche se suspenderán actividades en las oficinas de atención al público.
Refirió que por la madrugada se registrarán lluvias fuertes debido al desprendimiento de bandas nubosas.
“No puedo jugármela aunque baje de categoría dos a uno, es un sistema tropical que está en el Mar Caribe y no puedo confiarme porque todavía puede agarrar más fuerza, que más quisiera que se degrade a tormenta”, manifestó el mandatario estatal.
Explicó que de 175 kilómetros por hora sus vientos ahora son de 140 kiómetros por hora, por lo que sigue siendo un huracán categoría uno que va a entrar por Cozumel, Playa del Carmen y el macizo continental.
En torno a este giro del meteoro, el presidente municipal de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, indicó que no obstante que es categoría uno, se mantienen todas las medidas preventivas, todo es una situación impredecible y más vale estar prevenidos.
Luego de reunirse con proveedores del ayuntamiento, donde destacó que el municipio tiene obligación de brindar seguridad a todos y obviamente a los dueños de comercios, para evitar lo que ocurrió con Wilma, por lo que se tienen que tomar medidas coercitivas y hacer la prevención.
Mencionó que habrá dos Ministerios Públicos itinerantes para levantar las actas y averiguaciones previas, incluso con detenidos, por eso hay rondines desde hoy, con la Armada, Ejército y ha solicitado la participación de la Policía Federal, una vez que pase el meteoro.
Dijo que quienes sean detenidos en saqueo no serán consignados por faltas administrativas, sino motín y robo, por lo que serán consignados.
Ricalde Magaña comentó que en las próximas horas llegarán a Cancún 100 policías federales y añadió que tres mil efectivos darán seguridad a la gente.
Por otra parte, miles de visitantes hacen largas filas en el Aeropuerto internacional de Cancún, con el afán de abandonar este destino turístico.
A su vez, el comandante de la Dirección general de Aeronáutica Civil, Cuauhtémoc Rivera Pérez, indicó que el aeropuerto trabaja en condiciones normales, pero por la inquietud de los turistas se ha incrementado el flujo de pasajeros de salida.
Agregó que se movilizarán alrededor de 10 mil turistas y se ha pensado en vuelos de rescate para las próximas horas.
Cierran zonas arqueológicas
Las zonas arqueológicas de Tulum, Coba, Muyil, San Gervasio, Xelhá, y El Meco han sido cerradas provisionalmente como medida preventiva ante el próximo arribo del huracán Rina, por la costa norte del estado de Quintana Roo.
En un comunicado el Instituto Nacional de Antropología e Historia informó que se tiene programda la reapertura al público de estos sitios prehispánicos para el 28 de octubre próximo.
Asimismo, el INAH dio a conocer que en el marco del Programa de Prevención de Desastres en materia de Patrimonio Cultural (Previnah), en días previos se efectuó el retiro de árboles y ramas secas, se reforzaron techumbres y cubiertas de protección y se retiró la señalización menor.
También se realizaron intensos recorridos para identificar posibles áreas vulnerables, mismas que se protegieron oportunamente para que puedan resistir el embate de los vientos y la lluvia.
Como parte del Programa de Empleo Temporal, la mayoría de las áreas abiertas, a la visita, se mantienen libres de basura, troncos y elementos que pudieran convertirse en proyectiles, a causa de la fuerza de los vientos del huracán.
En tanto que el personal de las secciones de Arqueología y Restauración de la delegación del INAH en Quintana Roo, con apoyo de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, ha mantenido un monitoreo constante de los edificios arqueológicos de los sitios abiertos al público, a fin de atender a tiempo cualquier deterioro y evitar daños mayores.