“Mi hermano fue un héroe como mucha gente lo ve en Ciudad Juárez. Así quiero que lo recuerden, con cariño, porque les daba consulta y no les cobraba, o les daba la medicina; a todos quería ayudar”, reseña Miguel Antonio, hermano del médico José Guillermo Ortiz Collazo, quien murió al intentar ayudar a un herido en esta frontera, cuando hace dos años narcotraficantes hicieron estallar el primer coche bomba en el país.En entrevista con Excélsior, Miguel y su hermana María Elvia accedieron a recordar parte de la vida de su hermano Pepe; hablar de la violencia y los problemas de Ciudad Juárez y tratar de explicarse de nueva cuenta, por qué su hermano se convirtió en un héroe, y a la vez una más de las miles de víctimas circunstanciales que han caído abatidas por las balas del crimen organizado en el estado de Chihuahua.

Ellos son amables, sencillos, tanto que a pesar que tuvieron que exiliarse en Estados Unidos por esta violencia, accedieron a venir a Ciudad Juárez, con todo el temor y los peligros que ello implica.Miguel de 58, y su hermana de 61, se muestran agradecidos que todavía se recuerde a su hermano, quien hoy tendría 59 años, como una persona que perdió su vida por salvar a otro.Pero no son egoístas y reconocen que la gente de Juárez es igualmente altruista como su hermano: “La gente oriunda de Juárez se cataloga así, de buen corazón, aunque en estas circunstancias la gente se ha endurecido mucho con todo esto que está pasando de la violencia”, afirman y saben que este será el único camino para ganarle el camino a los delincuentes y criminales, porque en parte de las autoridades todavía hay mucha corrupción.“Esto es parte de lo mismo en que el gobierno tiene que ver mucho porque permite que haya corrupción. Ellos son parte de la violencia… hay muchos que a lo mejor son honestos, tanto personas que trabajan en el gobierno como policías, pero la gran mayoría son corruptos. Pero está bien, la necesidad de que se corrompan es porque les ofrecen dinero.