Epifanio Cortés Cedillo

El gobierno de Enrique Peña en México cumplió hoy un año, y analistas, investigadores universitarios y comentaristas coincidieron en que estos primeros 12 meses estuvieron enfocados a “tejer” la base de su gobierno, la cual va desde la generación de grandes expectativas hasta la concreción de grandes ajustes.

El mismo Peña reconoció este domingo que en estos momentos “no hay tiempo para detenerse a celebrar”, ya que las reformas que se han concretado “son la base para que México logre un crecimiento sostenido y sustentable”.

Durante un acto realizado en la residencia oficial de Los Pinos, el presidente entregó este día el Premio Nacional del Deporte, justo en el primer aniversario de haber asumido el poder en 2012.

Al hacer alusión al primer año de su administración, Peña aseguró que 2013 fue de reformas constitucionales, y prometió que en 2014 se verán los primeros grandes resultados de las reformas estructurales, como la Fiscal y Hacendaria, Energética y la Educativa.
Peña se refirió así a sus propuestas hechas desde el primer día de su mandato, cuando planteó los cimientos del rumbo con las cinco grandes metas nacionales: alcanzar un México en paz, incluyente, con educación de calidad, próspero y con responsabilidad global, y cuyas metas están incluidas en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.

El Pacto por México fue diseñado, desde el inició del actual gobierno, fundamentalmente para construir una plataforma legal para sacar adelante el proyecto económico y social del actual gobierno.

Desde el 10 de diciembre de 2012, el mandatario dio a conocer la propuesta de Reforma Educativa, con el fin de que niños y jóvenes del país tengan una educación de calidad, y para que los maestros sean sometidos a evaluaciones. 

El 11 de marzo de ese mismo año se propuso la reforma en torno a las Telecomunicaciones y Competencia Económica, con el fin de que se incremente la competencia en ese sector.

Así, el 8 de mayo se puso en la mesa de negociaciones la Reforma Financiera, que tiene como objetivo central que los bancos ofrezcan créditos con intereses más bajos que los actuales. Éste es uno de los principales logros que la población mexicana está en espera.

Peña también envió un proyecto de reforma en materia de transparencia, la cual se aprobó en el Congreso de la Unión y que está siendo ratificada por los Congresos estatales para que entre en vigor.

Sin embargo, el pasado viernes el mandatario reconoció que “se ha llegado a los puntos más paralizantes de la agenda” para concretar sus reformas Política y Energética.

Sin duda, estas dos reformas son las más importantes de la administración federal, debido a que le darían otro rumbo a la nación.

Buenas expectativas
El analista del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), José Antonio Crespo, sostuvo que en materia política Peña empezó su mandato generando buenas expectativas con la incorporación de la oposición a la toma de decisiones vía Pacto por México.

Ese pacto fue bien recibido, salvo los grupos más radicales de los partidos de oposición, y propició un buen ambiente de acuerdos y, con ello, se concretaron reformas estructurales importantes, como las de Telecomunicaciones y Educativa, señala.

Para el investigador del CIDE, la reforma fiscal alejó de Peña a grupos que lo apoyaban abiertamente como los empresarios y las clases medias, por lo que “no se ve muy claro” que la Reforma Energética —que esta semana se podría aprobar en el Senado de la República— le pueda devolver ese apoyo.

Crespo considera que la seguridad se mantiene como un tema importante, pues no se ha podido reducir la violencia y no se tiene clara cuál es la estrategia de Peña Nieto, si es diferente a la de su antecesor Felipe Calderón.

A su vez, el catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Rolando Cordera sostuvo que, en materia económica, el gobierno actual “subestimó” a lo largo de los primeros 12 meses las tendencias declinantes en la actividad económica que se venían presentando desde 2012.

El economista y profesor universitario afirmó que se trató de un año que arrancó, para muchos, con grandes esperanzas, pero que ahora dichas esperanzas deben pasar a una etapa de credibilidad en el corto plazo, principalmente en materia económica.

La escritora Sara Sefchovich afirma, por su parte, que en materia social y de asistencia pública no se han registrado cambios importantes, y que las reformas deberían traducirse en hechos.

La investigadora e historiadora de la UNAM lamentó la falta de información sobre acciones de gobierno, ya que “sólo hay mucho ruido discursivo tanto del lado oficial como de los sectores ciudadanos que se quejan”.

Para el editorialista del diario Milenio Román Revueltas, es demasiado pronto para emitir juicios definitivos, y la gran apuesta del presidente de la República, la Reforma Energética, se negocia todavía en el Congreso de la Unión.

“No ha sido, hay que decirlo, un año de inmovilidad sino todo lo contrario. Lo que falta es tiempo, creo yo, para comenzar a ver los resultados. Y las consecuencias (…)”, sostuvo Revueltas.