El cineasta italiano Francesco Rosi celebró hoy aquí su amistad con el Premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, fallecido en abril pasado en México, con un homenaje póstumo en la Casa del Cinema.

Titulado “Nostalgia di Gabo e il suo amore per il cinema neorrealista”, el homenaje convocó, también, al periodista Gianni Miná, director de la revista Latinoamérica, al cineasta argentino Fernando Birri y a Alessandra Riccio, catedrática en literatura hispanoaméricana.

Rosi, director de la película Crónica de una muerte anunciada -basada en la novela homónima de García Márquez-, dijo que era un lector infatigable de las novelas del premio nobel colombiano, al que conoció por primera vez en Barcelona. Foto: Xinhua

“Lo conocí en Barcelona a inicios de los años 80 y hablamos largamente de política, de América Latina, de literatura y de cine’, recordó el también director de filmes como ‘Cadáveres excelentes’ y ‘Cristo se detuvo en Eboli”.

Confirmó que desde entonces nació una amistad que los llevó a planear la realización de una película conjunta, hasta que le propuso llevar al cine Crónica de una muerte anunciada, protagonizada por Gian Maria Volonté, Ornella Muti, Lucía Bosé, Rupert Everret y Anthony Delon.

“Gabo confiaba en mí y no participó en la realización del guión, que hice al lado de Tonino Guerra. Me dijo que el libro era suyo, pero la película solamente mía”, recordó.

Presentada en Cannes en 1987, Crónica de una muerte anunciada fue una coproducción italo francesa, rodada en Colombia.

  En su oportunidad, Birri expuso sobre su larga amistad con Gabo, la cual comenzó en los años 50, y la influencia que tuvo el cine neorealista italiano en la obra del autor de La hojarasca y El amor en los tiempos del cólera.

El cineasta fue compañero de García Márquez en el Centro Experimental de Cine, de Roma, y fundador de la Escuela Internacional de Cine en Cuba, dedicada al padre del neorealismo Cesare Zavattini.

A su vez, Miná dijo que conoció al escritor colombiano en México a inicios de los años 80, cuando cubría la visita del presidente italiano Sandro Pertini.

Ante la presencia de Juan Sebastián Betancur, embajador de Colombia en Italia, el director de la revista Latinoamérica mencionó que cuando, en los años 90, la Escuela Internacional de Cine de La Habana atravesaba problemas económicos impuestos por el periodo especial, García Márquez puso dinero de su bolsillo para impedir su cierre.