A poco menos de una semana de que culmine el actual proceso electoral, de acuerdo con un reportaje de Animal Político, los estados de Veracruz, Guanajuato y Guerrero concentran la mayor cantidad de agresiones contra candidatos en estas elecciones 2021.

Cifras emitidas por la consultora Etellekt revelaron que más de 450 candidatos han sido blanco de agresiones: desde amenazas o intimidaciones, hasta secuestros y asesinatos.

Otro punto a considerar es que desde el inicio de la temporada de campañas, hasta ahora, van 34 personas asesinadas en la que destaca la impunidad en todos los casos, pues ninguno de ellos ha sido esclarecido.

La consultora también informó que de estos 34 asesinatos de aspirantes o candidatos se han concentrado en 16 de las 32 entidades federativas del país, siendo Veracruz con el mayor índice de casos con ocho, que equivalen al 23.5% del total.

Guanajuato y Guerrero son las entidades que siguen con cuatro candidatos asesinados, mientras que Oaxaca registra tres casos; Jalisco, Quintana Roo y Baja California con dos.

Los otros nueve homicidios se distribuyen en Tamaulipas, Michoacán, Querétaro, Nuevo León, Sonora, Chiapas, Chihuahua, Puebla y Morelos.

Esta lista crece con 54 militantes de partidos políticos que han perdido la vida de forma violenta, el número de estados aumenta a 22.

De acuerdo con Animal Político, de los 88 políticos asesinados entre candidatos y militantes, 16 pertenecían al Partido Revolucionario Institucional (PRI), Morena con 15 y Partido Acción Nacional (PAN) acumula 12 víctimas, mismos que el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Diez víctimas pertenecen al Partido Verde Ecologista de México, ocho pertenecientes a Movimiento Ciudadano (MC), el más reciente, la candidata al ayuntamiento de Moroleón, Guanajuato, Alma Barragán. El resto se distribuye entre los otros partidos.

Opositores, principales blancos

De acuerdo con la consultora, tres de cada cuatro candidatos y políticos asesinados en el este periodo electoral pertenecían a partidos opuestos al oficial en el que ocurrieron los hechos.

Expertos apuntan que este fenómeno tiene dos hipótesis: candidatos que representan “una amenaza política”, es decir, aquellos que prometen cambios o combate a la corrupción frente a un gobierno oficial sobre el cual ya tienen control determinado grupo criminal.

La otra es de candidatos que sí tienen vínculos con grupos criminales y que al ser identificados por organizaciones rivales los amedrentan o asesinan.