En el marco del Día Mundial de los Glaciares y el Decenio de Acción para las Ciencias Criosféricas (2025-2034), expertos alertaron sobre la desaparición acelerada de los glaciares en el Popocatépetl, el Citlaltépetl y el Iztaccíhuatl y sus efectos en el suministro de agua y el equilibrio ambiental.

Durante la mesa de trabajo “Glaciares, cambio climático y gestión local de caudales hídricos”, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoUS) de la Universidad Nacional, se destacó que la conservación de los glaciares es inviable y que su desaparición impacta el aporte de agua de fusión al sistema hidrológico regional.

El vulcanólogo Eduardo Vega López explicó que en el Iztaccíhuatl los glaciares “se niegan a morir” gracias a la protección de sus estructuras volcánicas, mientras que en el Popocatépetl han desaparecido debido al aumento de la temperatura y la actividad volcánica.

En el Citlaltépetl, aunque aún está por encima de la línea de equilibrio (5,300 metros), ha perdido un 20 por ciento de su masa en los últimos cinco años y está en peligro de extinción.

Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM, señaló que la pérdida de los glaciares es consecuencia directa del cambio climático, con México experimentando una anomalía de 2.14 grados sobre el nivel preindustrial. Además, el país se calienta a una tasa de 3.2 grados por siglo, superando el promedio global de 2 grados.

El impacto económico también es significativo. Estrada Porrúa advirtió que el corredor industrial mexicano será especialmente afectado por el aumento de temperatura y la reducción de agua disponible.

Por su parte, Sophie Ávila Foucat, del Instituto de Investigaciones Económicas, expuso datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), según los cuales el 67.8 por ciento del agua en México se destina al sector agropecuario, mientras que el 14.7 por ciento es para uso urbano y doméstico.

Además, presentó hallazgos de su estudio sobre la gestión colaborativa de servicios hídricos en la cuenca Copalita-Huatulco, que reveló que la gobernanza del agua sigue siendo desigual, con las ONG influyendo en la gestión ambiental, mientras que los actores gubernamentales dominan el aprovechamiento físico.

La investigadora enfatizó la necesidad de mejorar la participación de las comunidades rurales en la gestión del agua para garantizar una gobernanza más equitativa y sostenible. "El acceso al agua sigue siendo un problema en las zonas rurales, y los servicios ecosistémicos hidrológicos deben ser una prioridad", concluyó.

Ante este panorama, los especialistas hicieron un llamado urgente para implementar estrategias de adaptación ante las nuevas condiciones climáticas y evitar un colapso en el suministro de agua en el país.