La Caravana por la Paz, encabezada por el poeta Javier Sicilia, pisó territorio poblano en su camino al Distrito Federal.

En su recorrido por el sur del país, la Caravana por la Paz pasó “de pisa y corre” en Puebla, y en su discurso Sicilia alentó a las organizaciones no gubernamentales a renovar su discurso, a no dejar atrapado el dolor de las víctimas por las ideologías.

Un Sicilia visiblemente cansado tomó la palabra luego de una ronda de oradores.

“La militarización busca ordenar un mundo de una manera autoritaria que termina por tocar su extremo, que es el caos; en las dos vamos a tener víctimas y criminalización, horrores y desaparecidos.”

Al orador lo antecedió el activista y documentalista Irineo Mújica, quien el año pasado fue detenido por agentes de la estación migratoria en Puebla al filmar las agresiones de agentes durante un operativo. Mújica relató de manera pormenorizada la situación de violencia que vivió en Puebla a manos de las autoridades.

Javier Sicilia fue directo. Luego de 11 días de recorrido por el sur del país, defendió los motivos de la Caravana por la Paz, ya que consideró ha permitido que sean visibles las víctimas y alentó a las organizaciones sociales a no ocultar el dolor de las víctimas bajo su discurso ideológico.

Lo que da fuerza a la caravana es la visibilización de las víctimas de la guerra, de los dolores, evidentemente el lenguaje de las víctimas es un lenguaje que se expresa con el corazón, con el dolor, con lo humano; por desgracia el lenguaje de las organizaciones no se ha renovado, se expresa con la consigna, con lenguajes que borran lo humano y el agravio que está detrás de esos discursos, las organizaciones por desgracia no se renuevan en sus discursos y a fuerza de la ideología terminan por velar la demanda profunda, el agravio profundo de las víctimas inmediatas o de los que perdimos un hijo, o tenemos a un desaparecido, o perdimos a un familiar.

Si el problema fuera el presidente Felipe Calderón seguro que pedíamos que lo quitaran, aseguró el poeta, quien explicó que el problema es más profundo y tiene que ver con una clase política que ya no sirve a la ciudadanía y está distanciada de la gente, a la cual ya no representan. Javier Sicilia señaló que el centro de la Caravana por la Paz son las víctimas de la violencia en México.

“Las víctimas de esta guerra, de la violencia, son las que le dan fuerza a este movimiento. El lenguaje de las víctimas es el del corazón, el del dolor.”

Asimismo, en la lógica de la producción económica se busca la máxima ganancia, y en el caso del crimen organizado se usan esos recursos de forma perversa, “los recursos sobretodo humanos, la trata de personas se vuelve explotación de personas, se vuelve intercambio de ganancias, secuestros para ganar dinero; entonces al visibilizar con esos lenguajes los problemas estructurales, las víctimas estructurales del sistema económico y juntarlas, del norte del sur, con las víctimas como nosotros del crimen organizado, es el sentido. Tenemos que volver a replantear la nación”. Además, señaló que los problemas del país no se resuelven con la militarización.

A diferencia del análisis de Sicilia, a nivel local los oradores estuvieron lejos de presentar un diagnóstico claro de la situación de violencia en el estado y no pudieron inscribir la situación local de Puebla en el contexto de la violencia a nivel nacional.

¡Alto a la guerra; no a la Ley de Seguridad Nacional!
La caravana marchó por la avenida Reforma llamando la atención de los transeúntes; al frente de la marcha los activistas rechazaban la Ley de Seguridad Nacional. La marcha cerró con los autobuses en los que se transportaban los simpatizantes de la caravana que han acompañado a Sicilia en su recorrido.

Al poeta y su caravana lo recibieron un centenar de personas en el zócalo de la ciudad y se sumaron a su bienvenida los acompañantes de la caravana en su recorrido por todo el país.

Los activistas de Sicilia dibujaron con gises de colores en la fuente de San Miguel diversas figuras de temática indígena. Otro grupo de activistas poblanos repartían comida y agua a los miembros de la caravana. Una bandera del SME ondeaba a un lado del templete.

Un férreo protocolo de seguridad impedía acercarse a Javier Sicilia, cuya caravana sufrió varias amenazas de muerte en su paso por Veracruz.

El periodista Federico Chillián quiso hacer uso de la palabra pero los organizadores no le permitieron el micrófono, por lo que al término del evento increpó al poeta; Chilián pidió la palabra para hablar del asesinato de su hijo.

La respuesta de los poblanos a la caravana fue tibia; a pesar del dolor de las víctimas, del entusiasmo de algunos participantes y de las consignas contestatarias, el protagonismo de la izquierda poblana y sus diferencias fueron evidentes durante la visita de la Caravana por la Paz a Puebla.