Elia Tamayo Montes se convirtió en el centro neurálgico de la protesta de miles de poblanos este domingo. Para la mujer campesina de pocas palabras pero contundentes, simplemente el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas es el único culpable de la muerte de su hijo, José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo.

Acompañada de dos de sus hijas, llegó a la manifestación contra el gobierno de Puebla, con el mismo rostro que se ha endurecido y olvidado cualquier leve sonrisa desde hace un mes, cuando inició su sufrimiento.

Ahí, frente a activistas, políticos perredistas y panistas, la mujer, de 37 años de edad, acusó que fue presionada e incluso le hicieron ofrecimientos para saldar la lesión de su hijo, los cuales rechazó. Y con el mismo carácter fuerte que ha demostrado en este tiempo, no piensa en otro culpable que no sea el mandatario estatal, lo que dijo una y otra vez en muy breves entrevistas y mensajes emitidos a lo largo de la protesta por la paz en Puebla.

El niño de 13 años de edad José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo murió luego de ser lesionado en la cabeza por un proyectil durante una manifestación entre vecinos de San Bernardino Chalchihuapan y policías estatales.

El 9 de julio, pobladores se enfrentaron contra uniformados durante un violento operativo de desalojo de la autopista Puebla-Atlixco, el cual dejó como saldo decenas de personas lesionadas y la muerte de José Luis.

Desde entonces, los manifestantes aseguran que fueron agredidos con balas de goma, pero las autoridades de Puebla afirman que no manejaron dichos proyectiles, al tiempo de señalar que fue la onda expansiva de un cohetón la que mató al niño.

Al tornarse en un escándalo internacional por la violación de derechos humanos, distintos sectores, incluyendo senadores y diputados federales, han pedido juicio político contra el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.

La marcha y las presiones

Elia Tamayo tuvo que esperar más de una hora en la fuente de los Frailes para iniciar la protesta, que para ella era muy particular por la muerte de su hijo, el pasado 19 de julio, 10 días después de la manifestación que acabó en violencia en Chalchihuapan.

Vestida con un suéter blanco sin botones, caídos por el tiempo, pantalón de mezclilla azul y zapatos negros, además de su sombrero, llegó acompañada de media docena de vecinos de su comunidad, además de dos de sus hijas, pequeñas que no rebasan los 11 años de edad.

Cuando fue descubierta por la prensa, su primera reacción fue en defensa, diciendo que no iba a hablar, anteponiendo el reboso de su hija como una especie de escudo contra las grabadoras.

Fue hasta que llegaron los activistas, políticos y marchistas, que se animó a pronunciar las primeras palabras que tenía guardadas contra el gobierno poblano

—¿Qué es lo que le pide al gobernador? —preguntó un reportero

—Justicia. Él es el único responsable del pueblo, del niño, y de todos los que están heridos, eso debe pagarlo.

“Un gobernador así no es bueno que esté ocupando el lugar. Él un momento dijo que si no está sirviendo a la ciudadanía se va, ahora que lo cumpla. Él fue el culpable, él es el de la autoridad”, señaló.

Esas palabras las dijo en los momentos que recibía palabras de solidaridad de activistas y de políticos como la panista Ana Teresa Aranda de Orea y la diputada perredista Roxana Luna Porquillo, así como de integrantes de la marcha y hasta transeúntes.

“Aún los que tienen miedo sienten dolor, desde luego no es el dolor que ustedes sienten, somos muchos los poblanos que estamos indignados y la muerte de su hijo no va a quedar impune”, le comentó Ana Teresa Aranda casi al oído a Elia Tamayo.
“Vamos a hacer todo, hasta nos estamos poniendo de acuerdo de diferentes partidos y organizaciones que antes ni nos juntábamos. Hoy estamos juntándonos para dar la lucha, para dar la pelea”, dijo la panista, al tiempo que asentía con ojos llorosos la madre.

Quien no pudo soportar el llanto fue la hermana de Elia Tamayo, quien, aunque no quiso dar su nombre a la prensa, señaló, entre lágrimas, que en su familia hay un gran dolor que no se va a ir tan fácil, aunque recordó que siempre hay una justicia divina.

“No les tenemos miedo, hay un Dios que hará justicia y todo lo va a poner en su lugar. Cuando él (Moreno Valle) llegó a pedir los votos se los dimos, y ahora cómo nos paga, matando a nuestro niño, no es justo, lo que pedimos es justicia”, dijo, al soltar en llanto.

“Nosotros gracias a Dios somos pobres y no nos vendemos ni tenemos precio, ni tienen precio nuestros niños”.

No se vale

Luego de caminar en protesta por más de 30 minutos desde la fuente de los Frailes, al oriente de la ciudad, hasta el zócalo de Puebla capital, sus ojos mostraban la misma expresión de dureza y dolor, con lágrimas que evitaba a toda costa que salieran.

Durante todo el trayecto por la avenida Juárez, 13 Norte y avenida Reforma, recibió toda clase de muestras de apoyo y simpatías de la gente, quienes la reconocían, aunque no encabezaba la protesta masiva.

Al final del trayecto, tras dar una última vuelta a la manzana del zócalo poblano, al pie de la afamada fuente de San Miguel, centro del parque, se realizó un minuto de silencio en memoria de José Luis, lo que inundó los ojos de Elia, que cerró todo ese tiempo.

Ahí, Misraim Hernández, integrante de Contingente Puebla, en representación de organismos no gubernamentales, le hizo un reconocimiento a su ejemplo: “Gracias por demostrarnos que sí se puede, tenemos que seguir exigiendo justicia, José Luis Tehuatlie Tamayo no debe morir, debe mover conciencias y despertar a la ciudadanía.

”Desgraciadamente, tuvo que ser así, nos tuvieron que demostrar el valor, tuvieron que salir a manifestarse para demostrarnos que el gobierno represor está abusando de su poder”, terminó para darle la palabra a Elia.

“Les agradecemos por acompañarnos, porque esto no debe pasar hoy nos tocó a nosotros, sino quitamos todo esto, a otro día podría pasar por otro pueblo. Pueblos unidos, jamás podrá el señor gobernador contra nosotros”, dijo Elia con fuerte voz.

“Él dice (Moreno Valle) que debe cuidar a los niños y no lo está cumpliendo, acabó con la vida de mi hijo y eso no se vale, el todo pura mentira, lo que está haciendo es pura mentira”, insistió.

“Yo tuve mucha presión cuando yo estaba en el hospital, ofreciéndome cosas, pero yo dije jamás voy a recibir nada, como si hubiera vendido a mi hijo, mi hijo no tiene precio jamás”, dijo finalmente para arrancar los aplausos de los concurrentes.