Hasta los Súper Sónicos parecerían cavernícolas si los comparáramos con la visión utópica que Uber tiene para el transporte. Es cierto que ellos tenían autos voladores, pero lo controlaban con un joystick.
En un informe de 98 páginas que se publicó el 27 de octubre, Uber señaló que los autos voladores sin conductor tienen el potencial de liberar a los conductores frustrados del tormento de circular por autopistas atestadas. La firma de movilidad cree que dentro de una década será posible construir una red de autos eléctricos voladores de costo accesible que despeguen y aterricen verticalmente y que viajen hasta a 322 km/h.
Uber no pretende construir sus propios autos voladores, sino que quiere colaborar con las empresas, los gobiernos y las comunidades para impulsar este sector incipiente. Esto recuerda a ese momento de 2013 en el que Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, presentó un plan de 57 páginas para construir el Hyperloop, un tren futurista de alta velocidad que no tenía la intención de desarrollar.
El informe de Uber es el ejemplo más reciente de la emoción creciente que causa el impacto de la tecnología en el transporte: taxis sin conductor, autos voladores y camiones que se conducen solos. Aunque suena prometedor, los expertos dicen que tenemos que ser pacientes.
Es genial tener estas ideas, obligan a todos a empezar a pensar diferente, dijo Ali Bahrami, vicepresidente de aviación civil de la Asociación de Industrias Aeroespaciales de Estados Unidos. Tarde o temprano llegaremos a esa etapa, algo parecido a lo que vimos en las caricaturas. La realidad es que no será tan rápido ni tan optimista como el informe parece indicar.
Los autos voladores tienen que superar varios obstáculos, entre ellos el costo, las regulaciones y la aceptación del público.
Uber pinta un panorama optimista y propone que los autos voladores cuesten más o menos lo mismo que su servicio UberX. Otras personas esperan que estos, a los que suele llamarse VTOL (despegue y aterrizaje vertical, por sus siglas en inglés), sean mucho más costosos.
A corto plazo, la tecnología será exótica y costosa, dijo Brandon Keene, director de tecnología de Blade, una empresa emergente que ofrece viajes en helicóptero a demanda y que ha investigado el tema de los VTOL.
Bahrami cree que es muy probable que los vuelos tengan que ser autónomos para que sean rentables. Es costoso capacitar y pagarle a un piloto humano. Uber espera que los autos voladores tengan pilotos humanos en un principio, hasta que se demuestre que la tecnología de autonomía es más segura que los humanos.
Tampoco está claro en dónde aterrizarían los autos voladores y si los vertipuertos serán convenientes. Uber mencionó que se podría usar las azoteas de los estacionamientos, los helipuertos existentes y los espacios abiertos situados en los entronques de las autopistas. Después de aterrizar, algunas personas podrían tener que llamar a un Uber para hacer el último tramo de su recorrido.
También está por verse si la gente tolera el ruido de los autos voladores. Los drones más pequeños pueden sonar como un avispero. Uber cree que los VTOL serán unos 50% menos ruidosos que un camión mediano.
Si hay muchos haciendo ese ruido, podría ser un problema, dijo Bahrami.
En opinión de Jason Orr, abogado del despacho O'Melveny & Myers, el principal obstáculo para los autos voladores serán las regulaciones. Las entidades reguladoras locales, estatales y federales tendrán que coordinar la gestión de los autos voladores, proceso complicado y prolongado. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos ya asumió una postura cautelosa respecto a los drones pequeños. Lo más seguro es que sea aún más cautelosa cuando los autos voladores más pesados empiecen a transportar humanos.
Uber planteó el tema de los autos voladores unos días después de haber anunciado que uno de los camiones autónomos que posee completó la entrega de 50,000 latas de cerveza Budweiser. La empresa presentó un notable video de un camión de Budweiser sin conductor surcando la carretera.
El video circuló en los noticieros y en las redes sociales. Aunque fue notable, en este caso la tecnología se presentó en las mejores circunstancias.
En realidad, el camión autónomo de Uber completó el viaje en plena noche, cuando no había mucho tránsito. El camión no iba entre vehículos al mando de malos conductores, sino que iba en una caravana de siete vehículos que lo vigilaban muy de cerca. Las autoridades estaban preparadas para abortar la prueba en cualquier momento.
Es posible que dentro de 10 años, los camiones sin conductor sigan estando bastante limitados. Los autos voladores son un desafío aún mayor y hay cada vez menos personas trabajando para que se vuelvan realidad.
El futuro puede ser asombroso, pero probablemente tardará en llegar más de lo que parece.