Por increíble que parezca, en Puebla la armonía política que se vive es más falsa que la jovial cara de Elba Esther Gordillo. En estos momentos, la ausencia de liderazgos de oposición, lejos de generar una buena imagen del gobierno morenovallista, denota la proclividad que estos dirigentes políticos tienen hacia el cochupo y las gratificaciones extraoficiales.
La anuencia y la disposición excesiva con la que se dirigen hacia los mandatos del gobernador poblano, demuestran que no hay el menor interés por recuperar espacios específicos para quienes dicen representar a sus partidos, como tampoco existe gente con el talante suficiente como para hacer un equilibrio real de fuerzas políticas en la entidad.
Estúpidamente hay personajes que teniendo la oportunidad de lucir su representación popular por todo lo alto prefieren navegar con bandera de “tontejos” antes que crearse un problema con el “Señor del Cerro”.
Esa actitud que demuestra no sólo la fragilidad de estos pseudo dirigentes, sino que muestran plenamente, la mediocridad de su trayectoria o experiencia como para disentir alguna propuesta del ejecutivo estatal.
La mejor muestra la pudimos apreciar con la ridícula firma de un acuerdo que evite una parálisis legislativa ante la proximidad de una contienda electoral federal como la del 2012.
Está demás haber realizado un evento de este nivel en la sede del Congreso del estado y contando con la presencia del gobernador Moreno Valle, especialmente cuando lo que se percibe ante la opinión pública es que la autonomía que cada poder debe tener y ejercer, no es más que de dientes para fuera.
Ñoños y lerdos se ven los dirigentes de los partidos y los coordinadores de las bancadas legislativas que se prestaron hasta para sellar su genuflexión, a ser fotografiados por quienes públicamente dieron cuenta de su entreguismo barato.
La ignominia será la sombra que los persiga hasta el final de sus días. Para rematar el numerito, el pleno determina dejar como presidente de este periodo de sesiones al imberbe Elías Abaid Kuri, un mozalbete encantador y con harta disposición, pero bisoño a morir en cuestiones legislativas.
Y está bien que echando a perder se aprende, pero no a costa de la ciudadanía. Colocar en la presidencia de un periodo legislativo ordinario a este chamacón, denota el terror que tiene Gobernación de que las cosas se le salgan de las manos, especialmente cuando Manzanilla Prieto ha corroborado que en cuestión de acuerdos, ni el Convergente ni algunos perredistas son confiables, a menos que —claro— estén bien aceitados.
La cantidad de veces que estos diputadillos se les han salido del huacal, han sido tantas y tan innumerables que ya no tiene caso ni mencionarlas. Lo que es innegable, es que este Congreso ya se distingue por estar constituido por gente gris, anodina, comodina, genuflexa e inexperta.
Lo mismo el “líder” Aréchiga que ya se vio sentado en el Senado —vía imposición de la Gordillo— que Márquez, Sánchez, Morales, Islas, panistas, perredistas, verdes y ciudadanos(¿?) que integran esta patética legislatura.
En el fondo, debe ser horrible para Moreno Valle no tener a nadie que le diga que no todo lo que hace o propone es lo mejor para Puebla y los poblanos. Conociendo al ahora gobernador de Puebla, estoy segura que debe vivir una aburrida comunión con sus borrego-legisladores.
A estas alturas de su gobierno tal vez no se ha hartado de tanta cerviz agachada a su paso. Pero no tardará, pues al final del día, esa gente no ayuda en nada a impulsar desarrollo ni programas exitosos.
Peor aún, cuando cuenta en su gabinete con personajes de dudosa reputación político-administrativa. Gente que al grito de “Pepa la vaca es inocente” regresan a sus funciones administrativas con un velo de impunidad y evidente tráfico de influencias. Un hecho que daña seriamente la imagen impoluta que su gobierno pretende vender a todo México vía televisión abierta.
Moreno Valle es un hombre pragmático, hiperactivo y de resultados, pero con un equipo tan cuestionado en su desempeño como funcionarios de gabinete, terminará por desesperarse y mantenerse alejado de la entidad para no reventar.
Manzanilla Prieto tiene la oportunidad de demostrar que sí tiene talento para mantener la gobernabilidad, la estabilidad y la tranquilidad de Puebla en ausencia de su jefe. Porque si no lo han notado, no están danzando con lobos, sino con coyotes mañosos, de horribles ojos amarillos, colmillos sarrosos y verdes. Muy verdes.