Las desesperadas acciones de Felipe Calderón para hacer caer en las encuestas a Eruviel Ávila —y por obvias razones a Enrique Peña Nieto— están a punto de generar una respuesta del tricolor, en lo que podría ser recordado como el “efecto bumerang”.
Al parecer, la cúpula priista decidió dejar a un lado la pasividad política para preparar un plan de respuesta a las embestidas ordenadas por el presidente de la República.
Desde hace unos días, diversos columnistas nacionales barajan los nombres de algunos exgobernadores priistas, incluidos los de Mario Marín, Ulises Ruiz, Fidel Herrera e Ismael Hernández.
Incluso, la propia Lidia Cacho escribió en su cuenta de Twitter que una fuente seria le confió que está lista una consignación en contra del exgobernador poblano.
En otros estados como Oaxaca, se han corrido rumores, incluso en donde se dio como un hecho que Ulises Ruiz ya había sido detenido.
Sin demeritar las constantes alusiones a la relación de Fidel Herrera con el grupo criminal que actualmente domina el territorio veracruzano.
Mención aparte merece el exgobernador duranguense Ismael Hernández Deras, a quien le han creado una psicosis extrema, al asegurar que será el próximo blanco del calderonismo.
Así las cosas, y tras la detención de Jorge Hank Rhon los priistas están a punto de sacar un “as”, hasta ahora escondido bajo su manga.
Ha sido tan obvia la arremetida del presidente en contra del priismo, que ya provocaron que el colmillo retorcido de esta clase política salga a relucir.
Calderón está muy cerca de recibir una dura respuesta.
Vale la pena recordar que así como las coaliciones se apoderaron de estados gobernados por priistas, los tricolores también recuperaron estados gobernados por Acción Nacional.
Y el contraataque del priismo está centrado en exgobernador de Tlaxcala, Héctor Ortiz.
Así como usted lo lee.
Si existe un gobernador panista con tantas historias negras como las de los priistas en cuestión, ese es precisamente el tlaxcalteca.
Malversación de recursos, enriquecimiento ilícito, carreteras inconclusas, hospitales desmantelados, compras ficticias, evasión de reos y destrucción de documentación oficial, son sólo algunos de los delitos cometidos durante su sexenio.
Todo indica que existen elementos suficientes para que se consigne al exmandatario, lo cual puede ejecutarse en cuestión de horas, para así poder ponerlo tras las rejas.
Esta versión ha llegado a Los Pinos y ahora es analizada con lupa, antes de que Felipe Calderón decida dejar caer la guilltotina sobre algún gobernador priista.
El mensaje es muy claro, y seguramente será parte de una nueva negociación entre las fuerzas políticas nacionales.
Y detrás de la misiva siciliana se encuentra una advertencia velada: si el PRI sobrevive a estos embates y arriba a Los Pinos, el primero en la lista será Calderón.
El presidente tiene la palabra.