Por ahí alguien ya le vendió la idea al gobernador Rafael Moreno Valle, de la necesidad de que retire a los mil 200 elementos de Seguridad Pública asignados al municipio de Puebla, so pretexto de que no se ha firmado el convenio correspondiente con el alcalde Eduardo Rivera Pérez.
Hay que recordar que este problema no es nuevo, Manuel Bartlett Díaz también contempló la idea con Gabriel Hinojosa Rivero y lo mismo ocurrió en la pasada administración cuando Mario Marín Torres gobernaba Puebla y Enrique Doger Guerrero la capital.
Y es que los mil 200 elementos asignados al resguardo de la ciudad se suman a los elementos de la Policía Municipal, aunque quien paga los salarios de los primeros es la administración estatal a través de la Secretaría de Finanzas.
El problema no es menor, ya que en caso de progresar la propuesta, los mil 200 elementos regresarían a servir en otros lugares del estado y Puebla quedaría sin la presencia de este personal, lo que seguramente incrementaría el ya de por si alto índice delictivo que comienza a presentarse en la Angelópolis.
La propuesta es retirar a los elementos estatales de manera paulatina, de 250 en 250, hasta llegar a los mil 200 y que la Policía Municipal se encargue del resguardo de la capital, con los elementos que egresarán en diciembre de su respectiva capacitación.
No obstante, la capital y la administración de Eduardo Rivera serían quienes tendrían que pagar el costo de esta medida al tener que absorber en su nómina al nuevo personal, lo que mermaría los ya de por si escasos recursos que tiene la comuna.
Por si fuera poco, habrá que ver la reacción de los mil 200 elementos asignados en Puebla capital y que tendrían que dejar sus funciones en la ciudad para apoyar acciones en otros municipios del interior del estado.
Otro factor en contra de la medida es que los mil 200 elementos que serían retirados, perderían su homologación con los municipales, alrededor de mil 200 pesos mensuales más, ya que un municipal de Puebla gana más que un estatal.
La decisión no es nada fácil, ya que incluso hay elementos de la Policía Estatal a cargo del ayuntamiento de Puebla, que están asignados como escoltas de varios políticos, específicamente algunos expresidentes y expresidentas municipales.

La reforma electoral, una prioridad
Tan interesado está el gobernador del estado de que cuanto antes salga la reforma electoral, que hoy mismo los coordinadores de las diferentes fracciones parlamentarias están citados Casa Aguayo para comer con el secretario general de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, con la finalidad de buscar un consenso en torno a este tema.
El segundo punto en la agenda del día es también comenzar a ver el espinoso asunto de la designación por parte del Congreso local, de los nuevos magistrados que se integrarán al Tribunal Superior de Justicia.
El tema es tan interesante que ayer el jurista Carlos Meza Viveros en su colaboración para el Sol de Puebla publicada en la página 8, abordó el asunto de la designación de los nuevos magistrados y advirtió textualmente:
“Tengo la esperanza entones, de que Rafael, mi amigo el gobernador, no permita, como lo exprese en mi intervención radiofónica del viernes pasado la intromisión en plan drácula y pegado con bastón de ciego de las manos de Piña Olaya, de piñita (así con minúsculas) o de Melquiades Morales con su olor a lima limón y pidiendo a la ‘Andi&Lucas’ se incluya en las futuras ternas a sus personeros y arrastrar a su mundo de sombras una vez más la tan anhelada autonomía judicial. ”Queremos juristas probos y de antecedentes impecables y no secuaces o miembros de las bandas de los ex gobernadores.”
Luego le platicaré cuáles fueron las indicaciones que Manzanilla bajo a los coordinadores de las fracciones parlamentarias en ambos temas.

Que dice el rector que se queda
Ayer, en entrevista luego de recorrer varias obras en CU y a través de su cuenta de Twitter, el rector de la máxima casa de estudios en el estado, Enrique Agüera Ibáñez, aseguró que se quedará al frente de la UAP hasta 2013 cuando termina su periodo.
El académico sentenció que se equivocan quienes lo ubican en otra posición.