Los triunfos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Coahuila, Nayarit, el Estado de México y en algunos municipios de Hidalgo deben ser observados en su justa dimensión, son importantes y fundamentales en su estrategia electoral, pero de ninguna manera significan que tengan en las manos su regreso a Los Pinos, falta tiempo y muchas cosas sucederán en el país.
Por principio de cuentas, en los tres estados ellos gobernaban, solo hicieron lo que tenían y están acostumbrados a realizar con su maquinaria partidaria: retuvieron dichos gobiernos.
Aprendieron la lección de los procesos electorales pasados (Oaxaca, Sinaloa y Puebla), con una nueva dirección nacional, y con Humberto Moreira y Enrique Peña Nieto procesaron de mejor forma a quienes fueron sus candidatos triunfadores. Evitaron las rupturas internas, consensuaron con los grupos de presión, repartieron los espacios de poder entre los demás aspirantes e hicieron una coalición con su antigua compañera de partido, Elba Esther Gordillo.
Los votos que obtuvieron el pasado domingo tampoco fueron resultado de grandes campañas y de procedimientos muy limpios que digamos, pues aún en el tricolor sigue prevaleciendo esa vieja cultura para avasallar a costa de lo que sea.
Hubo un exceso de recursos económicos, sobretodo porque en aquellas entidades gobiernan, aunado a todos los operativos de cooptación, inducción, compra y control de las masas votantes.
Tampoco votó el cien por ciento de los electores; por ejemplo en el estado de México, de un padrón de más de 10 millones de electores, el más grande del país, según el último corte del PREP, el PRI tiene 2 millones 862 mil 102 votos; el PRD, 966 mil 627 sufragios y Acción Nacional lleva 570 mil 185 votos.
Nadie les cuestiona su triunfo, ganaron por las buenas y por las malas; el actual mandatario del Edomex, Enrique Peña Nieto, debe estar más que contento, exultante por haber logrado uno de sus principales objetivos en su disputa por el poder en el país.
Lo que son las cosas, ahora Humberto Moreira le hace ojitos a la maestra Elba Esther Gordillo para posibilitar una alianza en 2012, saben muy bien de qué tamaño será el toma y daca, pues la mentora más poderosa del SNTE, no es ninguna mujer que se abarate.
Como le salieron bien las cosas al tricolor el pasado domingo, ahora sí, los muy abusados, llamarán a un periodo extraordinario en el Congreso de la Unión para discutir las reformas pendientes. ¡Claro!, primero están sus intereses partidarios y la coyuntura que la nación misma.

Una autocrítica
Pasando a la siguiente lectura, puedo decir que la izquierda partidaria (PRD) lleva desde su fundación, y cada vez que pierde algún proceso electoral importante, haciéndose una crítica y autocrítica sobre sus errores cometidos.
Echaron al bote de la basura las exitosas coaliciones, tuvieron temor y dejaron sin la alternancia a muchos ciudadanos que la querían.
Han perdido mucho en estos tres procesos electorales, por más que digan que avanzaron y que cuestionarán los resultados, su actuar es patético. Nadie se atreve a cuestionar a Andrés Manuel López Obrador, nadie asume las derrotas, todos se culpan y nuevamente gritan las consignas de siempre, pensando que la “revolución” y el “pueblo bueno” los absolverá.
La candidatura de Alejandro Encinas solo fue un testimonio de una precaria izquierda, ilusionada en viejos principios que nadie tiene y respeta en el PRD.
Los “Chuchos” son responsables de la conducción de dicho partido en los últimos años y lo han desfigurado, Jesús Zambrano Grijalva tiene ahora su primera y funesta derrota en los tres estados.
Morena y AMLO no han dicho nada, las tribus se agazapan como siempre, sus “grandes” dirigentes de las corrientes más fuertes del perredismo han escondido la cabeza y solo esperan que pase rápido el golpe sufrido en el territorio mexiquense.
Como les “vale madre” todo, se reunirá su dirigencia, se rasgarán las vestiduras, todos se echarán la culpa, pero harán actos de fe para seguir conservando la vieja unidad a la que recurren siempre. Nuevamente esperarán los tiempos, preparan sus conocidos plenos y pensaran en quien debe ser el candidato de las izquierdas para 2012, pero antes se pondrán de acuerdo los principales grupúsculos para repartirse las plurinominales.
Marcelo Ebrard tiene enfrente un reto, dejarse presionar por el movimiento de masas populares de López Obrador o empezar a tejer con muchos grupos sociales su propia candidatura.
Sabe y conoce muy bien el sistema político, tiene información política de primera, tiene una posición pública interesante y mediática, está conciente que la batalla en 2012 será entre el PRI y la izquierda.
¿Quién dijo que todo está perdido? El jefe del Distrito Federal es el único que puede enfrentar y derrotar al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
A la tercera y última “grilla”, los ciudadanos le cobraron caro y pasaron la factura a las políticas que lleva a cabo el presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El PAN es un partido que no sabe ser gobierno y tampoco crece electoralmente en estados con fuerte presencia del PRI.
No tienen cuadros y candidatos propios formados en Acción Nacional, pues como el PRD ha recurrido a exmilitantes del tricolor. Su relevo generacional solo se muestra en los ámbitos del gobierno con neopanistas.
El Yunque sigue siendo una organización de presión, que solo actúa cuando son gobierno para obtener prebendas públicas y económicas.
Las políticas de Calderón Hinojosa sobre seguridad y economía no han funcionado, han generado un ambiente de rechazo y golpean de manera directa al PAN.
En los tres pasados procesos electorales Acción Nacional demostró de que están hechos y que sus fuerzas locales para enfrentar al PRI no son suficientes.
Sus siete precandidatos a la presidencia de la República no son los mejores, muestran más debilidades que fortalezas, empezaron tarde, les costará demasiado posicionarse ante un electorado que no es el mismo del 2000 y 2006.
Mientras son peras o manzanas, los tricolores andan felices; bueno, hasta los poblanos que dizque estuvieron operando por el expartidazo, han mandado sus fotos para presumir que todos son “Eruvieles” y “Peñistas”.
Total que importa la democracia o el bienestar de los mexicanos, lo “chingón” es ganar como sea, con el dinero que sea y hasta donde sea, lograr y tener el poder es lo principal.