A los políticos de esta aldea les urge una capacitación para el uso de las redes sociales, particularmente del Twitter.
En lo que va del sexenio, ya son varios los tropiezos de funcionarios, víctimas de la calentura que provoca esta red.
Primero fue Pablito Rodríguez, quien no puedo aguantar las ganas de responder a este columnista con el sonado escándalo en la licitación de la plaza de toros El Relicario.
Posteriormente, incurrió en mentiras y desaciertos cuando justificó la cancelación del concierto de María José en el palenque de la Feria, mismos que fueros descubiertos y publicados por Intolerancia Diario.
Pero ese fue sólo el inicio.
El fin de semana pasado, fueron muchos los que se lanzaron a través de la red del “pájaro azul” en contra del líder del congreso Guillermo Aréchiga por una supuesta compra de votos, a través de la entrega de electrodomésticos en San Jerónimo Tecuanipan.
Tremendo escándalo armaron por el Twitter, sin que ninguna de esas denuncias se haya materializado jurídicamente.
Todos los que aseguraron que presentarían sendas denuncias contra Aréchiga hicieron el peor de los ridículos, porque no pusieron ninguna demanda.
Al final de la historia, nadie interpuso denuncia alguna por una simple y sencilla razón: no había pruebas.
Pero eso sí, ¡qué escándalo armaron!
En Twitter, los compañeros de Aréchiga en el Congreso se desgarraron las vestiduras y exigieron su renuncia.


Todo quedó en una fanfarronada tuitera.
¡Para eso me gustaban!