Sin excepción, todo hombre que asume una posición de poder se enfrenta en diferentes momentos a las tentaciones que este implica.
Escuchar el canto de las sirenas es la acción más recurrente en los políticos, sobre todo cuando la ambición crece y el espacio gobernado les parece escaso.
Son incontables los casos de reyes, emperadores, zares, presidentes, papas y no se diga los gobernantes de menor envergadura que sucumbieron en las espinas que esconde el poder político.
A diferente escala, el gobernador Moreno Valle convive con esas sirenas que diariamente endulzan su oído para intentarlo convencer de que él es el elegido.
La iniciativa de reforma electoral enviada por el Ejecutivo es una muestra de lo que pasa por la mente del hombre que hoy gobierna Puebla.
Es evidente que Rafael Moreno Valle ha estudiado los alcances de esa iniciativa, al grado de que no ha dudado un instante en enviarla al Congreso del estado, sabedor de las garantías que electoralmente le representa a su grupo político.
Sin embargo, los visibles excesos de esta ley, serán una prueba para las fuerzas políticas del Poder Legislativo local.
Para nadie que sepa leer entrelíneas es ajeno que el fondo de la figura del mini gobernador de un año nueve meses, está centrada en garantizarle una especie de extensión gubernamental al grupo morenovallista.
Sin embargo, esta reforma es un flagrante atentado contra el espíritu del legislador federal que buscó eliminar los altos costos que genera para el país la realización de tantos comicios, ordenando así la homologación de las elecciones federales y locales.
Si de verdad quieren disminuir el número de elecciones, entonces debe contemplarse que el próximo gobernador sea de 4 años y nueve meses, para así ahorrar y evitar una elección innecesaria.

Verdades a medias, mentiras completas
Por ahí escuché a algunos diputados mañosos creando una cortina de humo, al aseverar que la razón de esta reforma es para ahorrar y así juntar las elecciones locales y federales.
La decisión de aumentar los períodos de los presidentes municipales y los legisladores es un asunto obligado.
No existe otra fórmula para empatar elecciones y eso es un asunto que le favorece a todas luces al actual gobierno estatal, pero que no puede ser criticado debido a que es un ajuste que no puede tomar un cauce distinto.
Sin embargo, nada tiene que ver la homologación de las alcaldías y las diputaciones con la elección de un mini gobernador.
Son temas totalmente diferentes.
El caso de la elección gubernamental merece un amplio análisis, y salvo intereses de grupos políticos, no existe una sola justificación para que se elija en Puebla a un gobernador de año nueve meses.
Hay mucho qué decir de esta reforma de ley, y ahora el balón está en manos de los legisladores.
Habrá que seguir muy de cerca a las diferentes fracciones del Congreso local, y sobre todo a la del PRI, Convergencia y PT.
Veremos y diremos.

¡Ya ganamos muchachito!
El pasado 3 de julio Juan Carlos Mondragón reventó en contra de Guillermo Aréchiga, al decir que ya no lo consideraban interlocutor en el Congreso del estado.
Nadie entendió la razón del exabrupto del joven líder azul.
Ahora se sabe que fue un mensaje en las redes sociales enviado por el diputado Enrique Nácer el que irritó a Juan Carlos Mondragón.
El tweet decía: “ya ganamos muchachito”.
Ese simple mensaje provocó que el dirigente panista se encendiera, declarando hasta lo que no debía.
La realidad es que no había prueba alguna contra Guillermo Aréchiga, motivando la exoneración panista.
A diferencia de Aréchiga, tres funcionarios estatales de extracción panista fueron denunciados el domingo pasado por ofrecer programas sociales a cambio de votos. Así es como Juan Carlos sigue perdiendo todo.