La reforma electoral dejará de ser un asunto de interés social, para convertirse en un tema de interés personal.
No hay más.
Si alguien se toma un minuto para analizar los alcances de la reforma de ley, entenderá perfectamente que detrás de esta iniciativa está el interés político del gobernador poblano.
No resiste un análisis.
Explicarle a un ciudadano que la decisión de elegir a un gobernador de un año nueve meses es para disminuir costos y así empatar elecciones, es como pensar que los poblanos no tenemos cerebro.
La reforma de ley en la que se designe a un mini gobernador de año y nueve meses, resulta un atentado a Puebla y sus ciudadanos.
Pensar que después del mandato del gobernador Moreno Valle, los poblanos tendrán que elegir a un mini gobernador le abre las puertas a la incertidumbre jurídica y económica, de cualquier empresa multinacional que piense en invertir en este estado.
Además, esta decisión implicaría un costo irracional de los recursos estatales, ya que provocaríamos una elección altamente costosa, de dimensiones comparables con los pasados comicios para designar a un gobernador de menos de dos años.
Imagínense ustedes una campaña multimillonaria, similar a la que enfrentaron Moreno Valle y López Zavala, para definir a un gobernador de apenas año nueve meses.
Vaya despilfarro.
Sobre todo cuando existe la posibilidad de que elijan a un gobernador de cuatro años y medio, y así evitar semejante estupidez.
Sin embargo, detrás de esta iniciativa se sobrepone el interés político.
El gobernador quiere aprovechar que tendrá a diputados y presidentes municipales elegidos por cuatro años y medio, para así respaldar la candidatura de quien será su candidato al gobierno del estado.
De esa manera tendrá a un gobernador incondicional que respalde su transición, y que a la vez suministre los recursos necesarios en una eventual campaña presidencial.
Así las cosas, es obvio que la reforma electoral no tiene nada que ver con fines democráticos, y mucho menos con ahorros financieros.
Esta iniciativa de ley tiene un solo objetivo: apuntalar el proyecto presidencial de Moreno Valle.
¿Se vale soñar?