Apenas transcurrió el primer semestre de este año y ya empezaron los chapulines a querer saltar.
Fue apenas en febrero pasado cuando los integrantes de cabildo tomaron posesión, y a escasos 5 ya hay regidores que empiezan a levantar la manita para que se les tome en cuenta como posibles aspirantes a diputados federales.
Es evidente que la situación política en Puebla ha dado un giro de 180 grados, que la caballada está cada vez más flaca y que no todos tienen acceso a quien maneja los hilos, pero de eso a de plano ya salir a los medios para auto promoverse, como una buena carta para el partido, cuando todavía falta más de un año para el proceso electoral de 2012 —y a nivel nacional el blanquiazul aún no decide de los cinco que le quedan quien será el bueno— es, o demasiada autoestima política o de plano un grado de cinismo que quisieran muchos.
Para nadie es un secreto que el regidor panista Pedro Gutiérrez siempre ha querido ser diputado. No le importa si local o federal. En 2007 compitió para ocupar una curul en Puebla y perdió en el distrito 2 con una de las peores candidatas (y después legisladoras) que haya emanado del PRI: Angélica Hernández.
¿La recuerda? Bueno, no importa; a sus excompañeros de Legislatura les pasa lo mismo.
Después, Gutiérrez hizo casi de todo para quedar en la planilla que encabezó Eduardo Rivera, actual presidente municipal, utilizando las influencias del senador Humberto Aguilar, a quien ha servido desde su ingreso al blanquiazul.
Por supuesto que la necedad priista de postular a Mario Montero como aspirante a la alcaldía, le deba de antemano una ventaja a Eduardo Rivera y por tanto, a los integrantes de su planilla convirtiendo a Pedro Gutiérrez en regidor.
Hasta ahí todo bien, pero salir a los medios y reconocer que quiere ser diputado federal cuando todavía no cumple los seis meses en cabildo, y su gran hazaña hasta el momento fue acusar a Blanca Alcalá de un millonario desvío de recursos que a final sólo fue un escándalo mediático.
No pongo en duda sus legítimas aspiraciones, aunque sea un chapulín, pero quizá debería seguir el ejemplo de Santiago Creel, amigo personal de su jefe político “El Tigre”, quien dejó su escaño para desde la congruencia aspirar a otro cargo de elección popular como la presidencia del país.
Aunque dudo que el regidor panista haga lo mismo.
Y los chapulines quieren saltar
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