Después de la debacle tricolor de 2010, han sido muy pocos los priistas que lograron recuperar los bonos perdidos en aquella jornada electoral.
Sin duda, el gran sobreviviente de esa tormenta es Jorge Estefan Chidiac, quien descifró perfectamente el laberinto que rodeaba al priismo poblano, y también supo escuchar los mensajes sicilianos enviados hacia su persona.
A poco más de un año de la noche trágica del priismo, hoy Jorge Estefan —desde la Secretaría de Finanzas del PRI nacional— está convertido en el punto de unión de las figuras de su partido, así como en un interlocutor autorizado para lograr acuerdos con las nuevas fuerzas políticas.
Sin embargo, lograr esta posición de privilegio no fue asunto sencillo.
De entrada, Estefan apostó por Emilio Gamboa, quien le abrió la puerta de la CNOP en el Estado de México, desde donde retomó su relación con el equipo de Enrique Peña Nieto.
En pocos meses fue llamado a ocupar la poderosa cartera de finanzas del CEN del PRI, desde donde inició una reestructuración financiera logrando solventar los millonarios pasivos de su partido, y a la vez respaldó las candidaturas del Estado de México, Coahuila y Nayarit, con sus respectivos triunfos.
Ahora bien, si algo marcó a Estefan para convertirlo en la pieza clave del priismo local, fue su inteligente postura de autodescartarse de la carrera por el Senado.
A partir de ese instante, en la lucha por el Senado la figura de Jorge Estefan retomó una fuerza determinante, por la influencia que tiene con los personajes que tarde o temprano palomearán las candidaturas.
Para nadie es un secreto que los dos candidatos a las senadurías por Puebla, deberán pasar la aduana del candidato presidencial.
En esa lógica, si alguien les puede hablar al oído a Peña Nieto y a Moreira, ese es nuestro personaje de hoy.
De ahí que los reflectores políticos rumbo al 2012 en Puebla, deban enfocarse en la figura de Jorge Estefan Chidiac.
Y si no, al tiempo.