Con la novedad de que en Puebla tenemos oficinas de puro trámite y con eso podemos completar el círculo vicioso de cualquier burócrata sin oficio ni beneficio específico. Esto viene a colación luego de que tuviéramos a bien recuperar la valiosa información que nos hiciera llegar el propio exconvergente. Es decir, que sin los datos canalizados por el diputado Espinosa nosotros nunca hubiéramos dado con semejantes hampones de cuello blanco.
Lo bueno es que siempre hay almas caritativas que gustan de ponernos al día cuando surgen datos tan reveladores como el ya mencionado. Sin lugar a dudas, cada vez que se menciona la palabra “presupuesto” se dan una serie de especulaciones que Dios guarde la hora.
Lo peor es corroborar el origen de las mismas; ahí sí que debemos poner cuidado para evitar la tergiversación de las cosas. Para empezar, hay que recordar que Espinosa no goza de la credibilidad de ninguno de sus seguidores; ergo, necesita mucho más que saliva para que alguien en esta entidad le crea.
Por otro lado, se requiere de una voz autorizada para hablar de tabuladores y presupuesto al nivel que estos tipos manejan. Porque, mire usted, si no hablamos de granujas y simuladores cuando estamos enterados de la cantidad de dinero que se están embolsando sin sudar una gota de su ensortijado cabello.
Echarse a la bolsa poco más de 200 mil pesos como bono extra por trabajos de cañería amerita toda una consideración. Sí, señor. Una consideración que pasa por todos y cada uno de nuestros ilustres diputados a quienes no les resta más que sentirse enlodados hasta la coronilla con semejante actitud.
Realmente da pena ajena observar hasta donde ha llegado la voracidad de estos tipos. Tan culpables hombres y mujeres que se prestaron a semejante juego de intereses. Sería bueno saber quién pierde más de entre ellos, ¿el infeliz que se juega todo en revanchas o el trinquetero que conoce bien el camino a la perdición?
Es obvio que los juegos de manos son de villanos y este caso no ameritaba excepción, por eso hay que seguir el hilo de la madeja y ver a dónde conduce.
Mientras tanto, bien podríamos enfocar la mirada en aquellos personajes que no pasarán de golondrinas petaconas. De esas que emulan glorias del pasado para no sentir de cerca el mínimo resquicio de competencia. Ahí se los dejo de tarea, ¿va?