Partirán plaza vestidos de corto, de traje campero por tratarse de un festival los matadores, Alberto y Rafael Ortega, Manolo García Méndez y el llamado “Torero”, torero de la región y cronista taurino, conductor de México Bravo, Juan Antonio Hernández. Con ellos van el novillero Gerardo Sánchez y los chavales Carlos Yturbe y Eduardo Lozano.
Los cinco primeros exalumnos, y los dos últimos actuales pupilos del Instituto Fray Pedro de Gante, prestigioso centro de estudios de Apizaco. Festival de polendas y mucho lujo con novillos de Cerro Viejo y El Vergel. Todos entusiastas y participando en el festejo que conmemora el cincuenta aniversario del instituto escolapio de esa población tan taurina.
El Instituto Fray Pedro de Gante que fue fundado en el año de 1961 a iniciativa del entonces obispo Luis Munive y Escobar, siendo su primer director el padre Manuel Arcusa Castellá —de la orden de los escolapios—, obra que ha sido guiada a través del ejemplo de su fundador, San José de Calasanz.
El escenario será la monumental plaza de Apizaco que de seguro se llenará con chavales estudiantes, familiares y amigos de ese colegio cumpleañero. Co organiza el festejo el padre Juan Antonio Domínguez Zamora, actual director del instituto, quien nos ha asegurado —al comentar el cartel—, que es el decir de los tres matadores y el cronista torero que efectivamente pasaron por esa escuela, por ahí se les vio alguna vez, pero de eso a que hayan estudiado hay una enorme diferencia.
En los archivos de la escuela no existe evidencia de que alguno de ellos “haiga” terminado la secundaria, además de que si hubiesen estudiado no andarían de torianderos, o lo que es lo mismo, si andan toriando, es seguro que no estudiaron.
Como bien se sabe, el estudio al menos de manera muy dedicada, no se lleva con el arte de lidiar reses bravas; incluso, aseguran los expertos que estudiando o trabajando se corre el riesgo de “perder el arte” y la mayoría de las veces la escuela, o mejor dicho, la puerta de la escuela solo es sitio de reunión para irse al campo, de pinta a las toriadas o simplemente, a golpe de calcetín con los tenis agujereados recorrer caminos y andurriales por el rumbo de las ganaderías, que por Apizaco harto abundan.
De seguro el festival resultará un éxito y sobre todo, si además de alumnos y familiares se cuenta con la asistencia de aficionados y público en general. ¡Allá nos vemos!