Bueno, por lo visto nuestros gobernantes “servidores del pueblo” tienen estopa en la cabeza. El méndigo poder los ciega y los hace creer que vivirán en el Olimpo para siempre. Entonces, como buenos “diosecitos”, toman su rayo de venganza y haciendo uso de sus superpoderes lo lanzan en contra de todo aquello que se mueva o que ose mirarlos con recelo. Olvidan que el teatrito se les caerá a los tres años o a los seis, y que vendrá otro “hijo de $%”9& Zeus” que buscará hacerlos pomada, como ellos destruyeron a los demás.
Algún día, el buen Señor de las Maravillas se apiadara de sus encamotados macehuales y nos enviará un buen político lo suficientemente grande de espíritu y de cerebro, como para que no caiga en las garras de su propio ego y de las alabanzas de bola de lambiscones aduladores que siempre los rodean.
Algún día dejaré de escuchar “Sí, señor licenciado”, “Sí, mi presidente”, “Como usted ordene, señor”. Algún día el mentado “señor licenciado”, o el lamentable “Señor presidente” o el nefasto “Señor” bajará de los cielos, o lo bajarán a tiznadazos y entonces van a saber lo que han hecho sufrir al pueblo con sus burdas manipulaciones.
Es obvio que los “señores licenciados” piensan que esto jamás les sucederá o de que son tan “picudos” que esto jamás les sucederá, pero como ellos dicen: “… que no se equivoquen” porque esto está a punto de suceder en Europa, en América, en México, en sus estados o en sus municipios..
Buena suerte “señor licenciado; buena suerte, señor presidente; buena suerte, señor delegado; buena suerte Señor, señor”.