¿Alguna vez ha pasado por su mente la posibilidad de quitarse la vida?
La mayoría de nosotros podríamos responder que no y me atrevo a pensar que incluso nos ofende la simple pregunta, pues catalogamos al suicidio como un mero acto de cobardía ante la adversidad.
Leer en la prensa prácticamente a diario que un joven, una niña, un anciano o cualquier ser humano se quitó la vida puede convertirse en costumbre y dejar de sorprendernos, como nos han dejado de sorprender las injusticias, la violencia, la falta de valores y hasta de fe.
Ayer leí la manera en la que una niña de 14 años, sin aparente razón se quitó la vida en su casa. Sus padres, quienes siguen sin entender los hechos, encontraron el cuerpo de la menor colgado en la sala con sus propias prendas de vestir.
Podríamos plantear una serie de posibles causas por las cuales una persona piensa, planea y ejecuta el suicidio. Psicológicamente este hecho está fundamentado con teorías que provienen desde carencias, educación y falta de amor propio. Socialmente podría ser producto de un mundo que está de cabeza. Al final nadie, absolutamente nadie nos enseña a enfrentar no sólo los problemas, sino las emociones que provoca una adversidad.
Quizá, aunque lo neguemos, a la mayoría de nosotros nos ha pasado por la mente en distintas dimensiones dejar de estar. El dolor, la angustia, la falta de salidas o incluso el cansancio puede llevarnos a cometer la peor de las estupideces por no saber manejar las emociones y ser juzgados por una sociedad inmunda que no se detiene a pensar más allá de sí misma.
La falta de humanidad, valores, amor al prójimo y nuestro excesivo egoísmo, en un panorama donde sólo sobrevive el más fuerte, nos ha convertido en esto que ahora somos. El suicidio de Amanda (registrado ayer en la colonia Vista del Valle) se suma a los más de 150 registrados en Puebla durante el presente año.
¿Quién o quiénes son los responsables?
¿Los padres, las autoridades, la pareja, los hijos?
¿Qué hacemos al respecto?
¿También nos acostumbraremos a leer notas sobre suicidios?
Creo fielmente en la idea de que somos lo que mamamos. Que la escuela te forma pero no te educa. Que para pretender vivir una vida equilibrada se requiere de un desarrollo equilibrado.
Los medios de comunicación tenemos frente a nosotros la gran responsabilidad de coadyuvar en el desarrollo de las sociedades en todas sus dimensiones. No seamos cómplices de la podredumbre en la que crecen los niños y pongamos más atención.
Quizá todos tenemos frente a nosotros a un joven que no encuentra una mejor salida, así como Amanda.