En la Francia revolucionaria, tras la caída de la monarquía (1793 a 1794), se instauró el llamado “régimen del Terror”, el cual según algunos historiadores estaba caracterizado por la brutal represión mediante el recurso del terrorismo de Estado, mientras que, para otros, el terror aparece como un arma de doble filo, que al mismo tiempo segó la vida de muchos inocentes, pero también acabó con numerosos complots de especuladores y reaccionarios en París y otras partes de Francia, con lo que, para algunos, el terror se justificaría en parte.  Este período transcurrió bajo la égida del Comité de Salvación Pública, órgano ejecutivo creado en abril de 1793 para apoyar y reforzar la acción del Comité de Seguridad General que existía desde 1792. El Comité de Salvación Pública era un cuerpo colegiado encabezado por Maximiliano Robespierre, quien definió al terror como “la aplicación de la justicia de manera rápida, severa e inflexible”. Se estima que durante el régimen del Terror, en cifras conservadoras, al menos unas 11 mil personas perdieron la vida, hay historiadores que aseguran que fueron hasta 40 mil las víctimas del comité, la mayoría fueron llevadas a la guillotina y otras murieron en la cárceles. El “régimen del Terror” se caracterizó por la intolerancia de los miembros del Comité y de su presidente, el cual se peleó con la Iglesia católica, suprimió la libertad de prensa, oprimió a los empresarios bajo pesadas cargas fiscales para poder financiar la guerra contra las potencias extranjeras y desató una cruel persecución contra los seguidores de la monarquía y contra los moderados girondinos. El “régimen del Terror” sólo terminó cuando una revuelta popular depuso al Comité de Seguridad Pública y apresó a Robespierre, quien fue condenado al patíbulo. El “régimen del Terror” apareció para castigar los excesos cometidos por la monarquía, bajo el reinado de Luis XVI y María Antonieta, pero terminó por cometer los mismos excesos de los cuales fueron acusados sus antecesores. El ejemplo de lo que ocurrió en la Francia de finales del siglo XVIII, sin duda alguna aplica muy bien para lo que vive hoy Puebla, no por nada Robespierre definió al régimen del Terror como “la aplicación de la justicia de manera rápida, severa e inflexible”. Por cierto, dicen que los duros y los fuereños se impusieron al interior del actual régimen morenovallista y que vienen aun medidas más duras, o parafraseando al hoy gobernador en campaña, “lo mejor aún está por venir”.


Siguen los marinistas
Una vez “guillotinado” el auditor mayor del Órgano de Fiscalización, dicen que ahora todo apunta a que los que siguen son los funcionarios de la pasada administración estatal, muchos de los cuales ya se encuentran fuera del país o bien tienen su respectivo amparo bajo el brazo. Una fuente confió a este columnista que están listos los procesos en contra de varios exfuncionarios de la pasada administración. El despacho externo que se encargó de la revisión correspondiente y de encuadrar las anomalías y las responsabilidades jurídicas, ya entregó el reporte correspondiente a la Contraloría y aseguran que la persecución está por iniciarse y será más cruel que la desplegada por “los nazis en contra de los judíos”. Aseguran que ahora sí habrá rechinar de dientes, así como infinidad de lamentos. Advierten que ahora sí, pase lo que pase, los marinistas terminarán en la cárcel, cueste lo que cueste, así sea necesario incendiar el estado para ello.


El metrobús ya da problemas
Sin previó aviso comenzaron los trabajos del metrobús en la zona de la carretera federal a Atlixco, lo que provoca severos congestionamientos en la zona. Ojalá den a conocer las autoridades en qué consiste el proyecto, porque a la fecha nadie conoce cuántos vehículos articulados operarán en la ruta, muchos menos cada cuántos metros hará paradas el transporte. Por lo pronto, la zona es un verdadero caos en las “horas pico” y las autoridades no hacen nada.